𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒐𝒍𝒐 𝟐𝟏

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—¡Ustedes deben estar locos! —gritó Agatha en el estudio de su padre

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—¡Ustedes deben estar locos! —gritó Agatha en el estudio de su padre.

—Cuida tu tono con nosotros, que no nos tienes contentos. —advirtió su padre.

—¡No cuidaré nada! —tensó la mandíbula y cerró los puños. —¡Adalia tiene 12 años! ¡¿Cómo de pronto se les ocurre casarla para conservar el apellido?! Y él... —dijo aún más molesta. —Aceptar casarse con una niña, es asqueroso.

—Franz nos necesita tanto como nosotros a ellos. —Respondió su madre.

—No le hagan eso. ¡Tiene 12 años! —Repitió exasperada. —¿Qué necesitan para que no casen a mi hermana con un hombre que puede ser su hermano?

Nadie respondió. Agna miraba a Egmont. Egmont miraba a Agna.

—Herman, ¿lo sabe? —cuestionó, pero el silencio le respondió. —Claro que no sabe. Él jamás aceptaría tal cosa. —un silencio sepulcral se hizo presente. Por más adolorida que ella estuviera por la separación con Giánni, su hermana la necesitaba. Pensó y pensó en la solución para evitarle aquella tragedia en la vida joven de su pequeña hermana. Hasta que encontró la respuesta. —Yo me casaré con Franz, Adalia no lo hará.

Una sonrisa en el rostro de su madre figuró, por fin lograría un cometido: casar a su hija.

Tras varios minutos, Agatha salió del estudio en dirección a la sala. Se encontró a Edelina abrazando a Adalia mientras ella miraba con cierto terror a Franz. En cuanto divisaron a Agatha con la mirada, sonrieron.

—Adalia, ve a tu cuarto. Date un baño y vístete con tu pijama —dijo tranquila. —Te alcanzó en un momento.

La menor asintió y abrazo a la mayor.

—No te casarás con él, ¿okey? —le susurró en el oído. —Jamás olvides que yo te cuidaré.

La sonrisa más ancha y feliz que una niña de tan solo 12 años pudiera emitir apareció en Adalia. No se casaría con alguien que no quería. Corrió a su habitación a hacer lo que su mayor pidió.

Agatha miró a Edelina quien sonrió y se retiro del lugar. Quedó sola con Franz en la sala, parpadeo varias veces y tomo aire para poder hablar.

—Cambio de planes, Wagner —mencionó. —Yo seré tu esposa.

—Debes pensar muy mal de mí. —El chico se levantó del sillón y camino en dirección a Agatha hasta llegar frente a frente. —Pero tus padres m...

—No es necesario que expliques de que bajezas son capaces, los conozco. Solamente espero que por tu mente jamás haya pasado el pensamiento de abusar de la inocencia de Adalia.

Él negó rotundamente.

—Franz, ven un momento. —El padre de Agatha apareció detrás. —Quiero charlar un poco contigo, te enseñaré un par de cosas para ser un buen marido de una Neumann. —el chico algo resignado siguió al que sería en un tiempo su suegro.

||Refugiados|| [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora