Berlín, Alemania, 1939.
—Si te digo que sí, no me lo creerías. Y si lo niego, de todos modos, querrás saber dónde estaba. ¿O me equivoco?
—No sabes la angustia que teníamos tu padre y yo.
Agatha movió levemente la cabeza con dirección a la sala, para ver a su padre con el periódico entre sus manos, fumando un puro que sostenía en la mano derecha. Su expresión mostraba tanta calma que fue inevitable no creerle a su madre.
—Sí claro, más mi padre ¿no?
—No me cambies la conversación, ¿Dónde estabas? –su madre alzo su tono de voz, ganándose la atención de todos los presentes e hizo que Herman bajara de su cuarto para observar que sucedía.
—Estaba...
¿Qué se supone que debería decir? Se cuestionó internamente
—Haciendo amigos, ¿eso no era lo que querías? Que dejara de ser tan solitaria y consiguiera compañía. Bueno madre, déjame decirte que eso hice.
— ¿Enserio tienes amigos? –preguntó atónita su madre, era algo de que asombrarse al parecer- Y ¿cómo se apellidan? Tal vez son amigos de la familia
—No. Discúlpame, pero eso no te lo diré.
— Ya déjala madre, lo bueno es que esta en casa. –Herman se acercó a ella y dio un beso en su frente- Sube a bañarte y baja a cenar, te estábamos esperando.
—No se preocupen, yo comí algo en el camino. Con permiso.
Subió a su alcoba y dejo su bolso con libros sobre el escritorio y el abrigo lo colgó en su closet, tomó asiento en su cama y suspiro de recordar todo lo que sucedió. Y apenas era su primer día, ¿Qué sería el resto del año? Un misterio. Y valla que lo sería.
Estaba dispuesta a tomar una ducha cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta de su cuarto. Observo la hora y ya era tarde para que le pidieran cenar, así que abrió y se encontró a sus hermanos, Adalia frente a Herman. Tenía un pequeño paquete de galletas entre sus manos y una gran sonrisa de oreja a oreja.
—Quería venir a preguntarte que tal te fue en tu primer día, y sinceramente yo también estoy interesado en saberlo, ¿podemos entrar?
—Por favor, háganlo.
Dejo que sus hermanos entraran. La pequeña se sentó de pies cruzados sobre el colchón mientras que el mayor tomo asiento en la silla del escritorio. Agatha tomo asiento en la orilla de su cama y paso su cabello por encima del hombro para que quedara sobre su pecho.
— ¿De verdad ahora tienes amigos? –la voz de Adalia rompió el silencio
—Sí pequeña, solo son dos, pero eso no importa. Se llaman Joss y Giánni.
ESTÁS LEYENDO
||Refugiados|| [TERMINADA]
Fiksi Remaja1939. - ¿Por qué a nosotros? ¿Qué le hicimos al mundo? - Me temo que el mundo así funciona, principessa. Sí, así funciona. Te conviertes en la presa de aquellos que escriben la historia a su beneficio. Un soldado no elegido, obligado. Alemanes vs. J...