Wannsee, Berlín, Alemania, 1939.
Mientras eso pasaba, en el pequeño poblado de Wannsee al suroeste de Berlín, estaba la familia Fürst felicitando que su único hijo había conseguido trabajo. Como eran judíos, la situación de marginación desde hace ya pocos años atrás, aproximadamente 1935, se había complicado más. Debido a ello, Giánni varios meses se dedicó a buscar una forma de ayudar económicamente a sus padres, Jezziel y Lena. Su trabajo consistía en ayudar en la cocina de una Universidad, para llegar a ella debía tomar el tren que iniciaba su recorrido en Berlín, no estaba tan lejos.
—Sai di essere il nostro orgoglio, vero? (¿Sabes que eres nuestro orgullo verdad?) –comentó su madre, mirándolo enternecida pues su pequeño muchacho había crecido.
—Sì mamma, lo so. Grazie per tutto quello che hai fatto (Si mamá, lo sé. Gracias por todo lo que hicieron.) –tomó de la mano a su madre y dio un beso sobre el dorso.
—E come hai intenzione di comunicare con loro? Dubito che parlino italiano... (Y ¿cómo te vas a comunicar con ellos?, dudo que hablen italiano) –su padre sabía que la diferencia de idiomas podía ser una gran desventaja, los chicos que aquella universidad eran seleccionados de manera minuciosa y todos hablaban alemán. Lo que no sabía Jezziel, es que Giánni comenzó a aprender desde niño y con ayuda de libros, el idioma. Así llevándolo a la práctica consigo mismo durante varios años.
—Non c'è bisogno di preoccuparsi papà, si parla tedesco ma dubito di over parlare con qualcuno... (No debes preocuparte papá, se hablar alemán, pero dudo tener que conversar con alguien...) – Giánni sabía que sí en aquella escuela había personas que pensaran como los políticos, se las vería difícil. Pero prefería evitar preocupar a sus padres por ello.
—Prometti a tua madre che ti prenderesti cura di te stesso, non voglio che ti succeda niente (Prométele a tu madre que te cuidarás, no quiero que te suceda nada hijo) – era de esperarse que, en ese momento, los judíos comenzaran a dudar de su estabilidad. La política tenía gran influencia con los comportamientos humanos y si ellos llegaban a ser odiados por la sociedad, les podían hacer daño. Al final del día, solo era una madre que buscaba el bienestar de su hijo.
—Prometto a mamma, stai calmo (Lo prometo mamá, quédate tranquila).
Giánni tan solo esperaba ayudar a sus padres, al precio que fuera. Debía hacerlo, siempre pensó que, si las grandes personas tenían el poder de ser escuchadas y seguidas por el pueblo, lo mínimo que podían hacer, es dar un buen ejemplo. Siempre fue un chico con grandes sueños, pensando siempre en lo mejor, sin saber que si despegaba los pies del suelo podía perder la realidad y caer en un abismo, de fallas y decepciones, sin saber en qué momento llegaría al final. Y ese era un miedo que tenía, desear ser mejor, pero caer en el intento.
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||Refugiados|| [TERMINADA]
Novela Juvenil1939. - ¿Por qué a nosotros? ¿Qué le hicimos al mundo? - Me temo que el mundo así funciona, principessa. Sí, así funciona. Te conviertes en la presa de aquellos que escriben la historia a su beneficio. Un soldado no elegido, obligado. Alemanes vs. J...