Berlín, Alemania,1939.
Durante el camino a la casa de Agatha notaron mucha movilización en la ciudad. Todo estaba hecho un caos. No entendían que sucedía, pero el ruido de la ciudad era tan fuerte que a veces llegaba a ser inaudible. Vieron a gente encerrándose en casa, otros con camiones de mudanza.
Al llegar a su casa, Agatha no sabía si era buena idea entrar con Giánni como si nada. No quería ocultarlo, pero no tenía opción. Entro por el patio y llegó a la pared que daba a su ventana.
-Debes subir por aquí, yo debo irles diciendo a mis padres...
-Está bien -aun con su dolor era comprensivo- tu debes ir por la puerta principal...
Ella lo dejo ahí y entró a su hogar donde vio a sus padres dando vueltas por la sala. En cuanto la vieron se acercaron. Herman y Adalia corrieron a abrazarla. Era muy extraño, no comprendía por qué.
-Acabamos de entrar en guerra -susurro Herman. -Invadimos Polonia, y ese fue el resultado.
-¿Estas bien, Schwester1? -Adalia la miro preocupada
-Sí, solo pase a una librería... -mintió y esperaba que sus padres no recordaran la cena que tenía. - ¿Qué va a pasar con nosotros?
-Nos vamos a queda aquí. Tu hermano, se debe ir -habló por fin su madre- debe cumplir su deber con el país
-No... le van a hacer daño -dijo Agatha preocupada, ganándose las manos frías de su hermano sobre su rostro obligándola a mirarlo.
-Todo estará bien, solamente serán unos meses. -No era bueno mintiendo y ella lo sabía
-No nos dejes... no me dejes -lo último lo dijo en susurro-
-Debo ir... así me aseguro de que estén bien ustedes, Agatha.
Todo estaba pasando muy rápido y a su vez, de manera cruel. Buscaba comprensión por parte de sus padres, pero ninguno mostraba señales de querer retener a su hermano. Vio a Adalia jugando nerviosa con su cabello y a una chica, que desconocida totalmente. Rubia y bonita, un par de años más chica que ella tal vez.
-Ella es Edelina. -dijo Herman con una pequeña sonrisa- mi prometida.
Agatha ya no sabía como reaccionar. Primero le decían que su hermano se iría, y después que tenía prometida. Así que sus pensamientos no estaban acomodados del todo.
-Sus padres nos pidieron cuidar de ella, mientras Herman vuelve y ofician la boda. -Seguía sin entender las expresiones de sus padres. Eran de nervios, pero con satisfacción incluida.
-Entonces -por fin habló ella- debes prometernos volver sano y salvo, para que te cases con ella -el brillo de los ojos de Herman era casi el mismo que los de ella al ver a Giánni así que entendía su sentimiento.
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||Refugiados|| [TERMINADA]
Novela Juvenil1939. - ¿Por qué a nosotros? ¿Qué le hicimos al mundo? - Me temo que el mundo así funciona, principessa. Sí, así funciona. Te conviertes en la presa de aquellos que escriben la historia a su beneficio. Un soldado no elegido, obligado. Alemanes vs. J...