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╚» CAPITULO NUEVE «╝

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『[CENA FAMILIAR] 』
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BRUNO LLEGÓ A SU CASA INTENTANDO HACER EL MENOR RUIDO POSIBLE.

Su objetivo era su habitación y su guardarropa.
Caminando de puntitas, se sintió agradecido cuando la propia Casita evitaba hacer rechinar alguna de sus partes.

Pero eso no fue suficiente para alejar a su hermana mayor.

— ¡Bruno!, ¿Dónde estabas? Mamá estaba preocupada por tí cuando nadie en el pueblo les dió razón tuya y- ¿Qué traes puesto?

El joven hombre mordió sus labios nervioso,no estaba preparado para enfrentar a nadie en la casa.
Su mente viajó a las posibles excusas que podía dar. No era un buen mentiroso.

— No le digas a mi mamá por favor...— Suplicó al no tener nada que decir.

Julieta lo miró con el rostro lleno de arrugas a causa de la preocupación.— Bien. Pero me vas a tener que decir que tanto haz estado haciendo.— Sentenció pasando a un lado suyo, Bruno se encogió levemente— Vístete rápido Bruno, los invitados van a llegar.

…ᘛ⁐̤ᕐᐷ....

—_____, ¿Ya no estoy castigado?— preguntó un pequeño niño mirando a la mayor con ojos de borrego.

—... No, pero sí le dices a Viktor que entraste a la cocina, o que vino alguien a la casa, te voy a pegar— Amenazó colocándose a la altura del menor, este simplemente asintió tomando asiento en una de las sillas de la mesa redonda.

—¿Entonces no puedo hablar sobre Bruno?

—¡Exacto! No hablemos de Bruno.

Unos minutos más tarde, una figura grande se abrió paso en la pequeña puerta de roble dando grandes zancadas.

—¡Papá!— Gritó el pequeño abalanzándose a los brazos del hombre.

— Bienvenido de vuelta— le dijo la muchacha plantado un beso en su mejilla y dándole un leve apretón.— ¿Tienes hambre?

— Oh, siempre tengo hambre— habló el gigante con una voz jocosa, cargando al niño que soltaba risitas con uno de sus brazos.

______ rápidamente se dirigió a la cocina, calentando la comida que había preparado muy emocionada, porque era una nueva receta que había leído en uno de los libros que traía en su mochila.

Prontamente, una charla llena de risas se inició en el pequeño hogar que tenían.

…ᘛ⁐̤ᕐᐷ....

— ¡Bienvenidos, por favor pasen!— invitó Alma Madrigal, que estaba de pie frente a la gran puerta de su casa.

La familia Rodríguez iba a cenar esa noche con los Madrigal.

El motivo, su hijo le haría una propuesta de matrimonio a la pelirroja de los hermanos.

— Alma, que gusto es verte tan jovial como siempre— había halagado el mayor de la familia, siendo sostenido del brazo por su esposa. La mencionada rió aceptando el gesto mientras guiaba al grupo hasta el comedor.

Félix fue recibido por los brazos de la mujer con la que había mantenido relación, ambos evitaron besarse porque no lo consideraron pertinente.

Todos los presentes se saludaron con un apretón de manos o con un asentimiento de cabeza.
Bruno, de pie frente a su asiento, no quiso hacerle frente a la mirada escudriñadora de su madre, quizás sabiendo que se estaba preguntando donde estaba el característico poncho color verde que el siempre llevaba consigo, incluso en ocasiones "importantes" como lo era aquella.

— Estoy segura de que la unión de nuestras familias le harán un gran bien al Encanto, señores.— Dijo la matriarca sonriente tomando asiento en la cabecera de la mesa.

— ¡Yo estoy muy agradecido con usted por dejarme casarme con su hija, señora Alma!— comentó el moreno apretando la mano de su prometida por encima de la mesa una vez se hubo sentado, esta le dió una mirada de puro amor llevándose una mano al pecho.

Bruno solo sonrió a medias, viendo como un pequeño arcoiris se hacía paso encima de la mujer.

Antes de la esperada propuesta, las conversaciones iniciaron en la mesa, y Bruno solo podía sentirse excluido de ese ambiente. Totalmente diferente a la sensación que tuvo al sentarse en esa pequeña mesa de roble con esa muchacha.

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Ni idea de cuál sea el apellido de Félix, pero aquí le inventé uno, quizás luego lo cambie por uno que combine más.