╚» CAPITULO QUINCE «╝

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『[MADRIGAL] 』
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ERES Y SERÁS SIEMPRE EL ORGULLO DE TU MADRE... JAMÁS LO OLVIDES...

—_______...

— Te amo, mi pequeño rayo de sol.

— _______...

—¿Te gusta esta rosa, mi niña?

—______...

— Papá... Quiero jugar.

—______...

—Ahora no mi vida, papá está muy ocupado ahora ¿Quieres ir a jugar con el pequeño Manuel mientras me esperas, cariño?...

—¡_______!

—¡CARAJO!

Repentinamente, la menor de los Hernández despertó de su sueño en la madrugada.
Su respiración acelerada solo lograba que su pecho subiera y bajara con rapidez.

Sintió su ropa húmeda, notó entonces que había estado sudando en medio de la noche.
Su cabello se pegaba a su frente y rostro de una manera molesta.

En la oscuridad nadie lo notaría, pero la morena estaba temblando levemente.

— Ay no, no de nuevo...

Dando tropezones, _____ corrió por la sala con una mano en su boca,  descargando en el río todo lo que había comido ese día.

…ᘛ⁐̤ᕐᐷ...

Bruno no esperaba estar tan ocupado ese día.

Su madre le dijo que debía ayudar a su hermana con los heridos del pueblo, y que tenía que visitar al primogénito de un hombre anciano para verle el futuro.
Luego, tendría que ayudar a el señor Cruz con sus animales que se habían escapado la noche anterior y, de paso, ayudar a su esposa a llevar las telas a su residencia para hacer ropa nueva.

Ni siquiera sabía de dónde había salido tanto trabajo.
Esperaba con ansias que el sol saliera para cumplir con sus mínimas tareas y luego escapar al bosque.

Pero estaba ahí.
No era tan malo si ignoraba las miradas de reojo que le dedicaban los habitantes del pueblo cuando este sacaba junto a su hermana unas canastas con comida recién hecha.

"Ugh..."

— Julieta... ¿Dónde está Pepa?— Preguntó al no ver a la mujer del clima.

Su hermana pegó un pequeño salto en su lugar antes de volverse hacía el.

— Está paseándose por los cultivos, ya sabes, para dar sol o lluvia dónde se necesite.

—Oh, claro.

Bruno no pudo ver la mentira de Julieta.

El día anterior, ella le había pedido a Pepa que la ayudara a saber que tanto hacía su hermano.

Ella estaba realmente preocupada por él.
¿Y si  estaba hiriéndose a sí mismo en el bosque? ¿Y si él buscaba la forma de irse lejos de la casa? ¿Morir a las afueras del pueblo?
¡Dios santo, no se perdonaría si resultase cierto!

Por eso, luego de contarle toda la historia, convenció a su hermana para que fuera a averiguar qué era lo que escondía el pelinegro.

Ellas querían a su hermano, a pesar de todo.
Solo que la pelirroja se llevó la peor parte.

—¡Asqueroso bosque de mierda!— Gritaba Pepa Madrigal luego de verse enredada entre un montón de arbustos y lodo en el suelo.

El nubarrón sobre su cabeza solo lograba empeorar conforme más avanzaba entre los matorrales.

Igual que Bruno, Pepa estaba perdida.

—Ok... De acuerdo Pepa, cálmate, haz que salga el sol, que salga ya...— Recitó inhalando varias veces con tal de eliminar esa nube sobre ella.— Bien... Creo que... Iré al río... A limpiarme y luego le diré a Julieta que esto fue una perdida de tiempo... Porque definitivamente no hay nada bueno aquí...— Hablaba con ella misma encaminandose a la fuente de agua.

— Parece que cada día la gente está más loca... Hablar sola te dañará la mente...

Pepa ahogó un chillido al escuchar la voz.
Su cabeza dió un giro brusco para encarar al dueño de esta, solo para encontrarse a una joven mujer con el cuerpo boca abajo, completamente echada sobre una rama de árbol.

Entre sus dedos colgaba la cadena de un reloj de bolsillo que se mecía con el movimiento de su muñeca.

—Welcome to the jungle! ¿Quién eres, y que haces aquí, viajera?

La pelirroja rápidamente se acomodó en su lugar para levantar la cabeza y mirar a la otra.

—¡Mi nombre es Pepa Madrigal!— Se presentó tomando su falda entre sus puños.

—¿Madrigal...? Oh, no me digas que eres algún tipo de esposa de Bruno, porque realmente no estoy de ánimos para disputas matrimoniales...

— ¿Conoces a Bruno?— le cuestionó con un cierto tono alarmado al verla bajar de las alturas— ¡Él es mi hermano!

— ¿En serio? Nunca me dijo que tenía una hermana... Bueno, en realidad no me ha contado nada de su vida.—
Dijo mientras se encogía de hombros y pasaba a un lado de la pelirroja.

— ¿Haz hablado con él? ¿Lo conoces? ¡Oye, respóndeme!

—Ugh, increíble que la gente ya no respete el espacio de otros —Se quejó_____ en un susurro al distinguir que la mujer la seguía de cerca, casi como lo hizo el varón.

—¡Disculpa, estoy tratando de tener una conversación!— Reclamó Pepa atravesando su camino y soltando un trueno de repente sobre su cabeza.

Eso alteró a Hernández.

¿Qué mierda...?

…ᘛ⁐̤ᕐᐷ...

Pepa entró con una sonrisa de oreja a oreja por la puerta de la casa Madrigal.
Bruno y su madre compartieron una mirada confundida al verla en ese ánimo.

—¿Buena cita con Félix? — Bromeó Bruno queriendo saber que era lo que mantenía a su hermana mayor tan contenta.

— ¡Oh, mejor aún!— respondió tomando las manos del más pequeño entre las suyas— Bruno ¿Por qué no nos dijiste de esa hermosa chica del bosque?— Quiso saber antes de dirigirse a su madre, aún sin borrar la sonrisa en su cara—¡Definitivamente tiene que venir a casa! ¡Mamá vas a adorarla!

El único hombre de aquel lugar  pareció perder todo el color en su rostro al escuchar a la mujer de prendas amarillas.

Su cuello dió un violento giro para mirarla angustiado.
¿Ella realmente había conocido a _____?

— Oh, no...

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¿Qué creen que hicieron la _____ y Pepa en el bosque para que llegara tan feliz?

🄳🄴🅂🅃🄸🄽🅈 | 🄱🅁🅄🄽🄾 🄼🄰🄳🅁🄸🄶🄰🄻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora