╚» CAPITULO DIECISIETE «╝

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『[MAPAS] 』
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¿PUEDES PONER ESTO EN ESA MESA, POR FAVOR?

Le había pedido ______ a Bruno cuando entraron a la otra habitación en la casa.

Él haciendo caso tomó el gramófono y lo colocó en donde se le había indicado, tomándose el tiempo de analizar este cuarto tal como lo había hecho con el otro.

Ese era distinto.
Había una hamaca colgando del techo. Bastante ancha si podía decir.
En la pared de madera habían cuadros tal como en la otra.
Retratos de los integrantes de aquella peculiar familia.

En el más grande, estaba El gran Viktor sentado en un sillón del centro. A su lado, una joven ______ de quizás dieciséis años estaba de pie, luciendo una camisa que dejaba a la vista sus hombros, y sorprendentemente, usaba una falda.
De último, pero no menos importante, estaba Nicolás, que no parecía ser mayor a los cuatro años, sentado en una de las piernas del hombre, con su dedo gordo dentro de su boca, mirando directamente a la cámara que fotografió el momento en blanco y negro.

— El día que nos sacamos esa foto fue gracioso. Nico no paraba de llorar porque pensaba que se iba a quedar atrapado en la cámara porque nunca había visto una. Viktor y yo lo calmamos, pero cuando estábamos a punto de sacar la foto, no podíamos contener la risa. Casi nos  echan por eso.— Relató Hernández a sus espaldas.
Bruno la miró, llevaba papeles enrollados en sus brazos y miraba con nostalgia el cuadro.

Desviando su vista, Bruno pudo ver una rosa que estaba en un estante flotante. Cerca, una foto de alguien que por la lejanía no pudo identificar.

—No sabía que Viktor era fan de las flores.

Luego de encogerse de hombros, _____ le indicó que salieran.
De paso miró dentro de su habitación para encontrar a un durmiente niño que tenía todas sus extremidades extendidas en la cama.

—No sé cómo es que duerme tanto, la casa podría caerse y el no se daría cuenta.

—Es un niño adorable.

—Por supuesto que lo es, yo lo crié.

Se burlaron ambos antes de sentarse en el pasto, protegiéndose en las sombras de los árboles del calor de las tres de la tarde.

La joven mujer dejó los papeles a un lado antes de extender en el suelo el más grande de todos.
Bruno se maravilló por la vista.

—¿Dijiste que nunca habías salido de Encanto, no? Bueno...Este, es el mapa del mundo. El más completo que existe, lo ganamos en una apuesta contra un borracho en el bar hace diez años— le contó al pelinegro sonriendo con orgullo.— Colombia, donde nosotros estamos, queda aquí— le dijo señalando el país mencionado.— Queda cerca de Panamá.

»Yo nací aquí.— Volvió a señalar otro punto que Bruno no supo dónde era porque no tenía nombre.—Durante casi doce años he estado viajando junto con Viktor por casi toda Latinoamérica, mi sueño es un día llegar a los Estados Unidos de América. Y vivir eternamente ahí, en La tierra del progreso.— Le dijo al varón, que al verla creyó observar un brillo de ilusión en sus ojos.— Pero no será posible, porque ya todos estamos haciéndonos mayores y no podemos seguir de viaje en viaje sin sentar cabeza de una vez por todas.— Farfulló sin desgano tirándose al suelo de espaldas.

—¿Por qué?— preguntó Bruno.

—¿Por qué qué?

—¿Por qué han viajado tanto?

Antes de hablar, la muchacha se quedó mirando al cielo en silencio para saber cómo explicarlo
— Buscamos a alguien.

—¿A quién?— Quiso saber nuevamente, invadido por la curiosidad.

—... No importa— le cortó la duda tajante sentándose derecha otra vez.— Esa persona probablemente no exista, y si lo hace, yo estoy muy cansada para seguirla buscando.— le explicó a medias colocando su rostro en su palma.

—Pero... ¿Quién es?

— No sé Bruno, maldita sea.—masculló entre dientes.— No lo sé.

—Ah... Claro... Lo siento.

_____ entonces se coloró por su forma de hablar y rápidamente quiso enmendar aquello.

—¡No, no! Yo lo siento, no tenía que hablarte así, mierda. Ugh, mejor hay que guardar esto.— se dijo así misma tomando los papeles— ¿Quieres café? Joder.

Velozmente se adentró a la casa haciendo caer sin querer algunas cosas que estaban en el medio.

A Bruno le pareció extraña su repentina actitud, pero se culpó a el mismo por hacer preguntas impertinentes.

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Estaba editando la historia en mi laptop y sin querer le dí publicar qksjakjs.

Teorías acerca de la historia de la raya, aquí:

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