08.

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Otro día más, otro día más en esa cárcel llamada preparatoria, podría decirse que odiaba estar allí.

Pero odiaba más estar en su casa.

Las cosas en el lugar donde vivía, no eran fáciles, desde que su madre había muerto y su padre estaba en Dios-sabe-donde, Zayn tuvo que vivir con el jodido imbécil de su padrastro.

Odiaba a Colton con toda su alma, el tipo era un bueno para nada, un alcohólico que en cuanto podía y le salía de las bolas, le golpeaba, solo a él, porque jamás había permitido que tocaran a su hermana.

Aunque Doniya era mayor que él, era el propio Zayn quien cuidaba y protegía a su hermana con su vida, literalmente.

Y la noche anterior no había sido una de las buenas.

Colton había llegado borracho a la casa, molesto por haber perdido su dinero en el juego de póker con sus amigos aún más borrachos que él; y no había tenido mejor idea de descargar su ira que dándole patadas en el estómago de Zayn en cuanto logró tirarlo al suelo y lo dejó al borde del desmayo de no haber sido por Doniya quien golpeó al idiota ese con el palo de amasar.

Lo peor de todo, era que al día siguiente, Colton Myers no hacía más que fingir que nada había ocurrido.

¿La razón por la que aguantaban tanto y no hicieron nada para detener aquello? Simple, no tenían a nadie más en la vida. No tenían más familia que sus padres y uno se había ido, mientras que su madre falleció hace ya tres años.

Aún dolía como el primer día.

Agradeció que no le había golpeado mucho el rostro, entonces solo tenía un pómulo algo hinchado y morado.

Y lo peor es que no le dolía el cuerpo más de lo que dolía su corazón.

Su noche terminó por ser una mierda en cuanto recibió ese mensaje de Liam, aconsejandole que dejara de amarlo.

¡Ja! Como si fuese tan fácil hacerlo.

Ya lo había intentado y nunca funcionó.

Pasó por el pasillo en donde estaba su locker y agradeció no encontrarse con sus amigos aún.

No estaba de humor.

Estaba tan concentrado en sus propios pasos que no se dió cuenta que alguien venía contra él hasta que sintió el impacto.

Y entonces el dolor de sus costillas volvió como agujas clavándose en ellas.

Soltó un bajo gemido lastimero antes de llevar sus manos instintivamente a su abdomen.

— ¿Por qué no te fijas por donde vas, Malik? — esa voz.

Esa jodida y hermosa voz.

La vida no podía odiarlo más, ¿No es así?

— Oye, tampoco veníamos a trescientos por hora, no exageres. — agregó poniéndose frente a él y extendiendo su mano hacia el moreno quien trató de respirar con regularidad.

Fijo su vista en la mano del ojimiel aún esperando a que la tomará y con dificultad se levantó, no pudiendo creer que el castaño le haya ayudado.

Respiró hondo, odiandose al instante por haberlo hecho.

Liam le miró con algo que no consiguió asimilar en ese momento.
— ¿Estas bien, Malik? — preguntó.

Asintió lentamente.
— Estoy bien. Gracias por la ayuda. — respondió rápidamente.

— ¡Zayn, por fin llegaste! — Josh se acercó a ellos y le miró preocupado. — No me digas que ese hijo de puta te golpeó otra vez. — dijo en cuanto le vió el rostro.

— Cállate, Josh. — dijo empezando a caminar lentamente.

— ¡Mierda, Zayn, ese hijo de puta tiene que pagar por esto! ¡No puedes ni siquiera caminar! — chilló siguiéndole por atrás.

Mientras tanto, Liam se quedó allí, de pie, escuchando aquella ajena conversación ya algo alejada por el hecho de que los dos se habían alejado.

Y aunque no podía creer que haya sentido eso, sintió preocupación por lo que había escuchado.

¿Quien golpeaba a Zayn y por qué?

Te amo, Liam. (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora