20.

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Estaba terminando de cenar, sus padres no se encontraban en casa, un pequeño viaje por el trabajo de su padre se les presentó y debieron viajar a Londres para arreglar unos asuntos con la empresa de allá.

Por lo tanto, una vez más, Liam estaba solo en su casa.

No era que sus padres no lo querrían o que eran ausentes como tal, sin embargo, le gustaría tener aunque sea un poco más de su atención.

Jugó con lo último que le quedaba del albóndigon y al final terminó por dejarlo sobre la mesa.

— ¡Bucky! — gritó y no tardó nada en escucharse el estruendoso correteo de las patas del Pitbull Terrier bajar por las escaleras, una figura gris vino a toda velocidad antes de abalanzarse sobre él y lamerle la cara. — ¡Para ya, tonto! ¡Deja de babearme! — se quejó riendo e intentando alejar el hocico de su rostro. — Basta, Buck. — dijo esta vez con un tono más serio.

El pitbull le miró con esos hermosos ojos azulados, agachando las orejas y gimoteó un poco por lo bajo, como si le hubiera gritado y hasta pegado.

— No seas exagerado, solo te advertí. — se quejó acariciándole y riendo cuando comenzó a mover la cola con rapidez. — Hagamos las pases, ten. — dijo moviendo la silla a su lado para que el perro se subiera y comenzará a devorar lo que había quedado en el plato.

Si, Liam solía malcriar al, aún, cachorro cuando su madre no estaba, a ella no le gustaba que sentará al perro en la mesa y le diera de comer en el plato.

— Iré a ducharme, no rompas nada ¿Entendido? — dijo aunque Buck no le prestó la más mínima atención. Era un gordo tragón, para su edad no debería comer tanto, pero cuando le miraba con esos ojitos no podía negarle nada.

Bucky solo hacía dos cosas: o se la pasaba comiendo; o se la pasaba durmiendo.

Porque si, Bucky tenía su propia habitación, su propia cama y no le gustaba hacer más que estar echado todo el día mientras veía sus canales, que el mismo Liam le había dejado desde pequeño y al parecer  él le gustaban.

Le gustaba malcriar a su hijo.

Cuando Zayn había venido las primeras veces a su casa, no le había visto ya que Bucky no salía de su "refugio" y es que no era muy sociable, le temía a los extraños, por su historia.

Y es que Liam había rescatado al cachorro de unas personas de mierda que lo tenían atado a un contenedor, que estaba en el callejón de aquellos departamentos. Bucky estaba desnutrido, con sarna y hasta lastimado.

Era una imagen que no le gustaba recordar.

Era por ello que le daba todo lo que necesitaba y de más.

Zayn había intentado acercarse a él, sin embargo, Bucky no quiso saber nada, simplemente no salía de su habitación hasta que el moreno se iba.

Solo debía darle tiempo a que se acostumbrara a su presencia, tal y como lo había hecho con Louis, Harry, Niall o Charlie.

Entonces se detuvo, ¿Por que estaba pensando en el moreno y en qué pasaría más tiempo con él?

Era absurdo.

— Dios, Payne, ¿Que te sucede? — se dijo a si mismo.

Zayn no era su amigo y dudaba de que lo sería.

Era tarde, no sabía si estaba despierto o si ya estaría durmiendo, no obstante, decidió enviarle un mensaje. Abrió la aplicación de WhatsApp y le envió un mensaje.

Era estúpido, pero no evitó enviarlo antes de meterse a la ducha.

Cuando salió veinte minutos después, no sabía que más hacer, no tenía sueño y no sabía la razón, por lo que optó por bajar y ver alguna película en cuanto terminó de vestirse, estaba solo y aunque la casa era grande, la calefacción le permitía usar simplemente sus boxers y una camiseta. Nadie podía decirle que se pusiera unos pantalones.

Te amo, Liam. (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora