36.

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Días después...

Estaba cansado de estar todo el día en la cama, ya había estado en la misma posición hace unos largos e insoportables días y para ser sincero, ya no le dolía tanto su torso como la primer semana en donde ese punzante dolor no lo abandonaba si no era con la ayuda de los fuertes calmantes. Por lo que decidió levantarse y ducharse antes de bajar a la cocina y prepararse él mismo algo para comer, Doniya se encontraba trabajando y Liam no vendría hasta dentro de dos horas aún, así que tenía tiempo de sobra para andar libre por su casa sin ser regañado por ninguno de los dos.

Tenía muchísimas ganas de comer algún postre, pero en su casa no había nada con que preparar lo que deseaba y ya que tenía dinero, gracias a los padres del ojimiel que, aunque él se negó rotundamente a recibir ese tipo de ayuda, los progenitores de Liam hicieron caso omiso a su negativa y le depositaron una, para nada pequeña, suma en una cuenta que ellos mismos se encargaron de abrirle.

— Bueno, llegó la hora de salir de la cueva. — dijo antes de tomar su abrigo y disponerse a salir de casa.

El mercado más cercano estaba a unas cinco cuadras de donde vivía así que con cuidado se dirigió hasta allí. Se cruzó con algunos vecinos chismosos, que lo miraron con curiosidad, hasta uno tuvo el pudor de decirle "creí que estabas muerto" y no supo cómo sentirse al respecto.

Prefirió no darles importancia a los metiches y consiguió llegar al mercado, una vez que entró, tomó uno de los carritos y comenzó su búsqueda, estaba dubitativo sobre que postre prefería comer más: Muffins de chocolate o una tarta de queso Philadelphia, si, a él le gustaba la repostería y era bueno en eso, ¿Acaso estaba mal? Era unos de sus hobbies culpables.

Terminó por elegir los muffins, así que, en cuanto tuvo todos los ingredientes necesarios y de paso compró alguna que otra chuchería para darse el gusto, fue hasta la caja y pagó todo.

Ya con su compra, salió del mercado más que contento, se sentía útil nuevamente y le gustaba hacer algo por su cuenta después de días sin hacerlo.

Estaba a nada de cruzar la calle, cuando escuchó una voz algo enojada detrás suyo gritarle:
— ¡Zayn Javadd Malik, ¿Que estás haciendo en la calle?

<<Mierda, ya me jodí>> pensó antes de tragar duro y girarse, encontrándose con un ceño fruncido de un castaño que se puso frente a él, cruzando sus brazos. Iba a disculparse, a decir una excusa, pero imitó, como pudo, la posición del contrario y le miró mal.
— No, ¿Tú que estás haciendo en la calle? Deberías estar en el hospital, Liam Payne. — contraatacó.

Liam abrió la boca indignado por el reclamo pero rápidamente volvió a su postura anterior.
— Yo hago las preguntas aquí y te hice una. Eres un inconsciente, no puedes salir de la cama y vienes a la calle como si nada, a cargarte de bolsas cuando sabes bien que no puedes hacer ningún tipo de esfuerzo innecesario. — regañó acercándose para quitarle las bolsas que cargaba. — ¿Por qué saliste de la cama en primer lugar?

Rodó los ojos.
— Porque tenía hambre y quería comer algo rico y dulce. — respondió frunciendo los labios.

— Si querías algo, debías pedírmelo a mí, ya lo hablamos.

Un puchero se formó en sus labios al verse regañado cuando ni siquiera le dió un beso antes.
— Primero que nada, Buenos días, ¿No? — reclamó. — además, no podía pedirte a ti porque según creo deberías estar en clases ahora mismo, no aquí.

Desvió su mirada, encogiéndose de hombros.
— Si fui a clases, pero no fue una profesora y yo me salí. — se excusó.

Enarcó una ceja, incrédulo.
— ¿Que profesora faltó, a ver?

Te amo, Liam. (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora