12.

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Estaba saliendo de su habitación e ir en busca de algo para comer cuando escuchó el gritó de su hermano menor y luego un objeto siendo arrojado contra la pared.

Se alertó y se apresuró hacia la puerta de la habitación del chico.
— ¿Zeze? — llamó mientras daba dos golpecitos a la puerta, como no recibió respuesta alguna, no tuvo más opción que abrir la misma y adentrarse a la habitación.

Él estaba tumbado en la cama, boca abajo y con su rostro pegado en la almohada. Soltó un suspiro y se acercó hasta sentarse junto a él y pasar una mano por su espalda, dándole suaves caricias.
— ¿Es Liam otra vez?

Zayn levantó su rostro y se colocó de costado con cuidado haciendo una mueca de dolor, sorbiendo su nariz luego.
— Soy un imbécil, Doni. Soy un estupido. Liam me odia mientras yo lo amo con todo lo que soy.

Hizo una mueca y negó.
— No voy a decirte que dejes de amarlo, porque es imposible dejar de amar a una persona de un día para otro, hermanito. Pero si te diré que deberías dejar de intentar algo con él. No entiendo porque aceptaste ser su mentor. Él no se merece nada de ti.

— Él necesita sus notas y yo también. Esto también lo hago por mí.

— Zee, aunque tu profesora no te hubiera dicho que te daría esos puntos extras, lo habrías hecho igual solo porque es Liam a quien tienes que ayudar. — acusó con suavidad. — Mira, tú eres chico hermoso, hay miles de chicos y chicas que mueren por ti. Podrías tener a cualquiera con solo chasquear los dedos. ¿Por que no lo intentas con alguien más?

— No puedo, Doni. Ya lo he intentado y nada me ha funcionado. Mí estúpido corazón solo lo quiere a él.

— Bebé, te estás lástimando. — dijo con pesar.

— Ya se me pasará. Tengo que ir a su casa ahora. — dijo mientras limpiaba sus ojos. — Me iré a duchar. ¿Me has comprado esos calmantes que te pedí?

Asintió.
— Ya te los traeré, pero primero debes comer algo. No has comido nada en todo el día.

— Me duelen mucho las costillas, Doni. Ese hijo de puta casi me las ha fisurado.

— Voy a traerte los calmantes y un sándwich. Creo que algo de comer debe haber. Colton ha perdido todo el dinero en sus apuestas de mierda.

— En mí cajita está lo que he ganado en estos días. Toma lo que necesites de ahí.

Negó.
— Esa es tu plata para la universidad, Zayn. Guarda eso.

— Si tienes hambre, úsala, no importa. Por favor, úsala.

Doniya asintió y se acercó para besar la mejilla del moreno y luego salió de la habitación.

[...]

Eran las cuatro de la tarde y sus padres no estaban en casa. Malik no le había dicho a que horario iría a su casa, pero tampoco es como que se moría por estudiar.

Estaba por prepararse una chocolatada cuando el timbre resonó en toda la casa y dejó la taza sobre la isla para luego caminar hasta la entrada.

Zayn había llegado, vino con su mochila y su típica chaqueta de cuero, jeans negros y sus botas. Sus ojos estaban cubiertos por unos lentes negros de marcos redondos, a lo Heppie.

— Entra, Malik. — dijo haciéndose a un lado.

— Gracias. — respondió el moreno para luego adentrarse y dar unos cortos y lentos pasos hasta que estuvo en medio del pasillo.

Liam se le quedó viendo y luego aclaró su garganta.
— ¿Quieres que lo hagamos en la sala o en mí habitación?

Malik enarcó una ceja.
— ¿Que?

Te amo, Liam. (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora