34.

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La fatídica mañana había sido casi un espejismo, gracias a la presencia del castaño que no se había apartado de su lado ni un momento. Liam le había dicho que le haría olvidar lo ocurrido y tal como lo propuso, poco a poco lo fue logrando.

No había vuelto a pensar en su padre, no quería hacerlo, no quería pensar en sus palabras, ni en que el mayor tenía otra vida, con otra familia, otra mujer y otro hijo.

No, prefería seguir ocupando su mente pensando en lo hermoso que Liam era cuando sonreía, las muecas de frustración cuando estudiaban y no lograba entender lo que él mismo le explicaba, sus gestos y su cantarina y preciosa risa.

Y por mucho, muchísimo, quería seguir manteniendo viva la imagen del primer beso que le dió la noche anterior.

Y ni hablar de los cortos besos que le robaba solo porque se distraía.

El ojimiel había cumplido con su palabra, se quedó con él todo el día, Doniya se unió a ellos en el momento en que el almuerzo estaba listo, Liam podría ser pésimo en el estudio, pero en la cocina era muy diferente.

Cocinaba como los mismos dioses.

La tarde había llegado y ellos estaban viendo una película en su habitación, obviamente, tenía prohibido salir de la cama, a excepción de cuando tenía que ir al baño, Liam se tomó muy en serio eso de ayudarle en todo, no le dejó levantarse por si mismo de la cama, sino que lo cargó y lo dejó en la puerta del baño.

Era exagerado, claro está, pero tampoco podía negar que le encantaba la atención que estaba recibiendo de su parte, así que no refutaba nada ante eso.

Liam estaba mimandole, como nunca se había imaginado que pasaría, y pudo descubrir una faceta del castaño que desconocía.

Payne era dulce, atento y hasta cariñoso, cuando no era ese chico que caminaba seriamente por los pasillos de la preparatoria, imponiendo e intimidando a quien sea que posaba sus ojos sobre él.

Zayn pudo darse cuenta que esa máscara imperturbable que el ojimiel usaba, era solo un escudo para que nadie se atreviera a molestarle, ni a él, ni a sus amigos.

Y es que su grupo era temido y respetado, ya que eran muchos, él podía causar intimidación, pero no como Liam.

A Liam si le temían verdaderamente.

Pero ahora sabía que era parte de la fachada, así como la suya era el chico de mala vida, que se drogaba y hasta decían que robaba o que había estado en la cárcel algunas veces.

Puras patrañas.

No se dió cuenta del horario, hasta que escuchó la puerta de entrada siendo abierta y cerrada.

Payne se puso alerta al instante cuando escucharon diversas voces masculinas.
— ¿Esperabas a alguien?

Y entonces recordó lo que Josh le había dicho, que hoy lo visitarían, pero después de lo de su padre y el haber estado todo el día con quién más amaba, pues, era justificado su olvido.
— Oh, demonios, olvidé que-...

No pudo terminar su respuesta cuando la puerta de su habitación fue abierta y su grupo de amigos entró, con Devine en primer lugar, siendo seguido por los demás, aunque todos se quedaron congelados cuando vieron que él no se encontraba solo.

Josh clavó sus orbes en la figura de Payne, mientras que esté lo veía de la misma manera.

Se podía notar la tensión que acaparó el ambiente. Era obvio que ninguno de los dos aguantaban la presencia del otro.

— Hola, chicos. — fue Zayn quien cortó aquel silencio incómodo.

— Zaynie, te extrañé. — fue Sebastian quien se acercó antes que sus amigos hacia el moreno, mostrando una sonrisa. — Hola, Liam, ¿Cómo estás?

Te amo, Liam. (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora