XLIX

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Apenas la camioneta estaciona frente a su casa, la puerta se abre, saliendo su madre, y detrás de ella, la persona que Mafumafu más quería ver

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Apenas la camioneta estaciona frente a su casa, la puerta se abre, saliendo su madre, y detrás de ella, la persona que Mafumafu más quería ver.

Sus ojos se llenan de lágrimas, vuelve a llorar, intenta abrir la puerta, aunque no lo logra hasta que que Kashitaro quita el seguro, y Soraru ya está del otro lado para recibirlo, abrazándolo con fuerza, pidiendo perdón entre lágrimas, acariciando la espalda, los cabellos, dejando besos rápidos por todo el rostro de Mafumafu.

Kashitaro se acercó a hablar con la madre de Mafumafu, le explicó lo que había pasado, aunque sólo logró asustarla más.

Por otro lado, Soraru tardó un momento en darse cuenta de las vendas de Mafumafu en sus muñecas, y sólo tuvo más ganas de llorar, volviendo a pedir perdón, diciendo que no esperaba que él pudiera hacer algo así por su ausencia.

Mafumafu comprendió que Soraru pensaba que se había cortado, y comenzó a negar, aunque el abrazo de su novio no lo dejaba hacer signos para hablar, quería decirle muchas cosas.

Kashitaro se acercó, colocando una mano sobre el hombro de ambos.

—Creo que deberían seguir su reencuentro adentro —dijo con suavidad, con lo que ambos asintieron.

Sentados en el comedor, Mafumafu estaba prácticamente arriba de Soraru, sin soltarlo, con el otro haciendo caricias por su espalda.

—Mamá me vió con Mafumafu la noche de mi cumpleaños —comenzó Soraru—. No me dijo nada ese día, pero a la mañana siguiente me atacó con preguntas.

>> Si era gay, desde hace cuánto lo era, desde cuándo estaba con Mafumafu... —Soraru suspiró—. Entre cada pregunta solía tirar frases como "No esperaba que mi hijo fuera así", "No quiero que mi hijo sea gay", "No volverás a jugar con Mafumafu".

Acurrucado en su pecho, Mafumafu sentía que era su culpa.

—Normalmente, creía que las madres echaban a sus hijos de casa cuando se enteraban que eran gays —continuó Soraru—. Ella hizo todo lo contrario, no me dejó salir, me quitó el teléfono y las llaves de casa, casi siempre me quedaba en mi cuarto, y ella se quedaba conmigo para vigilarme, no me dejaba salir.

>> Yo quería irme, quería ver a Mafumafu, quería verlos a todos, regresar a la escuela... No sé, quería estar en todos lados menos en mi casa.

>> Hoy se fue, diciendo que me cambiaría de escuela, porque también creía que allí era donde se me había contagiado la homosexualidad... Ah, también habló mal de Sou y Eve, diciendo que eran raros y que ellos me habían hecho gay, también...

Soraru suspiró, con cansancio, con enojo por semejante estupidez.

Podía ver tanto a la señora como a Kashitaro con el ceño fruncido, también molestos por esas palabras.

—Aproveché el momento en que se fue y escapé, vine para acá porque era más cerca que el colegio —Soraru bajó la vista a Mafumafu—. Aunque en realidad, quería ir a verte...

La señora había preparado té para todos, viendo que estaba bastante alterados, pero incluso ella misma tenía ganas de arrojar la taza lejos y romperla en mil pedazos.

—Te quedarás con nosotros, Soraru —dijo la mujer, haciendo que los demás presentes la miraran—. Eres como un hijo para mí, lo sabes, y no voy a dejar que vuelvas con esa idiota.

Soraru no pudo evitar reír, la señora debía estar muy enojada como para decir una mala palabra.

—Yo no voy a a aceptar tu cambio de colegio, Soraru —habló Kashitaro.

Soraru no podía sonreír más, agradeció a ambos, casi llorando de felicidad.

Soraru no podía sonreír más, agradeció a ambos, casi llorando de felicidad

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Mute ¹ ✧ SoraMafuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora