XVII

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Si Mafumafu normal era adorable, Mafumafu con fiebre lo era mil veces más

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Si Mafumafu normal era adorable, Mafumafu con fiebre lo era mil veces más.

A Soraru le parecía un poco mal encontrarlo tierno, sabiendo que al chico se le partía la cabeza de dolor.

Pero verlo con un ligero mohín todo el día, con los ojos cansados y una costumbre de inflar las mejillas por el dolor lo hacían parecer como un bebé, en lugar de un tierno adolescente de dieciséis años.

Mafumafu había cambiado por su pubertad, pero, para suerte de Soraru, no eran grandes diferencias.

Seguía siendo bastante enano, más de lo normal, aunque bastante más alto de lo que era, su cuerpo se había estilizado, ya no parecía el chico esponjoso, incluso, para el gusto de Soraru, Mafumafu estaba muy delgado.

El mayor se encargaba de darle sus medicamentos, y se quedaba a su lado hasta que tragara su pastilla, aunque al chico solía costarle varios tragos pasarla.

Soraru lo felicitaba con una sonrisa, y solía acostarlo para ponerle un trapo de agua fría en la frente, que lograba bajarle el dolor un rato, donde podía conversar con un amigo perfectamente.

"Mamá dice que iré a mi médico la semana que viene. A Osaka."

—¿Te da miedo ir al médico?—preguntó Soraru, sin saber muy bien a qué venía esa información.

Mafumafu negó.

"Me quedaré allá unos días. Con mis tíos"

—Oh.

"Quiero que vengas conmigo"

Soraru miró la palabras sin decir nada, las leyó unas veces más.

Mafumafu bajó su cuaderno al ver que Soraru no contestaba.

—Mafumafu, yo... no sé que decirte, tengo que preguntarles a mis padres primero y ¿Tus tíos dejarían entrar a un completo desconocido?

Mafumafu asintió varias veces, comenzó a escribir en el cuaderno y Soraru esperó a que él terminara.

"Mamá no tiene problemas en que vayas con nosotros. Ella va a cuidarte"

—Tu mamá es mi mamá también, Mafumafu, eso lo sé.—Soraru rió un poco.— Pero una cosa es que me quede en tu casa y otra cosa es viajar con ellos, y quedarme en casa ajena con ellos.

"Por favor, acepta"

Soraru se quedó en silencio, vió los ojitos de Mafumafu asomarse tras las hojas, suplicando.

—Está bien, Mafumafu, acepto.—se rindió, con una sonrisa.

Mafumafu soltó el cuaderno para aplaudir, sonriendo, haciendo que el mayor riera con ternura.

Mafumafu soltó el cuaderno para aplaudir, sonriendo, haciendo que el mayor riera con ternura

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Perdón por actualizar tan tarde, me dormí. 🐥

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