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—Señora...
—¿Hm?
—Nunca me explicó qué le pasa a Mafumafu —le recordó Soraru.
Era tarde en la noche, la última que pasaría en Osaka, y Soraru ayudaba a la señora a limpiar y secar los platos de la cena.
Mafumafu se estaba bañando en el primer piso, así que no escucharía.
Soraru notó que las manos de la señora se había detenido de lavar, miró sobre su hombro a la mujer, quien dejó los platos sin lavar y la esponja, y le hizo una seña para que lo siguiera.
Se sentaron en la mesa del comedor, Soraru notó que las manos de la mujer temblaban.
—Mafu es muy especial, Soraru. — dijo la mujer. — Yo... recibí un tratamiento de fertilidad para poder tenerlo, porque no podía tener hijos por mí misma...
Soraru sintió que se había metido en terreno peligroso y prohibido, no supo qué decir.
—Después de varios intentos, en los cuales llegué a tener abortos espontáneos... dos veces —dijo, sus ojos se aguaron pero sonrió —. Que mi tercer embarazo avanzara era un milagro, aunque mi cuerpo no pudo soportar los nueve meses enteros...
>> Mafu nació prematuro, de casi ocho meses, y... a los pocos minutos de cortar el cordón... su corazón se había detenido.
De repente, la idea de un mundo sin Mafumafu lo había aterrado, y el pensamiento de haberlo perdido inundó su mente.
La señora intentaba controlar su voz, y unas lágrimas escaparon.
—Tardaron casi treinta minutos en reanimarlo, pero la falta de oxígeno lo afectó.
>> Mafu desarrolló una pequeña falla en su cerebro, en la parte del lenguaje. Haciendo que a los tres años y medio siga hablando como un bebé de un año, sin poder decir ni un palabra coherente.
>> Lo amamos igual, en realidad... creo que lo amamos más de lo que lo amaríamos si hubiera sido un "chico normal", pero muchos chicos no pudieron amarlo como nosotros.
>> Los niños llegan a ser muy crueles a veces, Soraru. — dijo la señora, y Soraru estaba totalmente de acuerdo. — Sus compañeros del jardín de infantes no lo trataron bien, tampoco los de primaria, por cómo hablaba, y Mafumafu se cansó de eso.
>> A los seis años decidió ni siquiera intentar hablar, y de alguna forma... cortó la conexión de su cerebro con siquiera haber un sólo ruido... con eso tuve que cambiarlo a una escuela especial.
>> No sé si lo sabes o no, Soraru, creo que nunca tuviste curiosidad al respecto, pero los mudos si pueden hacer sonidos, depende de su tipo de mudez; onomatopeyas, gritar, mascullar palabras... aunque otros piensan que es algo ridículo, y por eso prefieren el silencio total. Mafu lleva eso un poco al extremo, lo suyo llega a un nivel inconsciente, ya no lo hace a propósito.
>> Tiene todo lo ideal y perfecto para que pueda hablar... pero no puede, es algo ya psicológico, por lo que dijeron los médicos, no puede hacer nada por sí mismo... eso lo frustra bastante, tener todo bien, pero que no esté bien.
>> Desde que le enseñé el lenguaje de señas, bloqueó su voz aún más, a pesar que lo hice para que se comunique, los doctores no me lo recomendaron.
>> Lo llevé a una escuela normal, hace ya unos años, cambiándolo de su escuela especial, porque pensaron que eso haría que probara hablar, pero tampoco veo resultados con eso... Aunque te encontró a ti, Soraru. — la señora puso una maternal mano sobre la de Soraru, sonriendo. — Gracias por estar a su lado.
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