LI

129 28 11
                                    

—Qué hija de puta —bramó Eve con todo su corazón, cuando terminó de escuchar la historia de Soraru

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Qué hija de puta —bramó Eve con todo su corazón, cuando terminó de escuchar la historia de Soraru.

Sou y Mafumafu alzaron las cejas ante el insulto, aunque Soraru no estaba sorprendido.

—Bien, bien, siempre family friendly —Eve rodó los ojos—. Qué descendiente femenina la mujer del pueblo, ¿va?

Mafumafu tardó un segundo en reír, rompiendo la seriedad, haciendo que los demás tuvieran una mueca divertida.

—Eres raro —murmuró Soraru; inconscientemente, buscó la mano de Mafumafu para tomarla, entrelazando sus dedos—. Pero ahora puedo estar más tiempo con Mafumafu, todo el tiempo en realidad, su madre no deja que me vaya.

—¿Y que hay de tu madre?— preguntó Sou.

Soraru se encogió de hombros.

—Ella no puede hacer nada, ya soy mayor de edad, legalmente soy independiente —dijo.

Ambos asintieron.

—Nos preocupamos cuando no volviste a aparecer —murmuró Eve, aunque su mirada fue un momento a Mafumafu, en realidad, estaban más preocupados por el chico mudo que por la falta de Soraru.

El mayor entendió el gesto, y también miró al peliblanco, encontrándose con esos ojitos como de perrito abandonado, Soraru alzó las manos que tenían unidas, besando el dorso de la mano de Mafumafu, y dedicándole una sonrisa.

—Lo siento —volvió la vista hacia los castaños—. No podía hacer nada, mi madre estaba con el celular encima todo el día.

—¿Ella veía los mensajes que te mandábamos? —preguntó Sou.

Soraru asintió.

—Sip... además de que seguramente revisó las conversaciones anteriores —Soraru suspiró, incómodo—. ¿Recuerdan la vez que nos juntamos, y que Eve y yo terminamos un poco ebrios?

Los otros dos tardaron un momento en recordar.

—¿Cuándo Sou comenzó a sacar foto de todo lo que hacíamos?

Soraru asintió.

—Y vídeos... entre ellos uno mío vomitando —habló con una sonrisa vergonzosa.

Eve abrió los ojos completamente.

—No digas que los vió...

El pelinegro asintió.

—Bien, si tú madre vió esas cosas y sigues vivo, entonces tienes la mayor suerte del mundo.

—Bien, si tú madre vió esas cosas y sigues vivo, entonces tienes la mayor suerte del mundo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mute ¹ ✧ SoraMafuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora