La arqueóloga de los Mugiwara se encontraba en una encrucijada. Sentada junto a su mejor amiga, tomaba el sol, sintiendo la brisa fresca y la agradable temperatura, y se debatía en si era mejor simplemente hacerle la petición a su novio o mejor esperar a que él tomara la iniciativa por sí solo. Había llevado un libro consigo para intentar leer, pero no podía concentrarse, sobre todo porque se lo imaginaba entrenando en el nido del cuervo, así que suspiró y lo cerró, colocándolo en la pequeña mesita que la dividía de Nami, y se llevó el batido tropical que Sanji le había llevado a la boca a través de la pajilla, hasta beberlo por completo.
Zoro y ella ya tenían algunos meses saliendo. Como había intuido, había estado entrenando, lo vio pasar cerca de ella y la pelirroja y saludarla con un asentimiento. Ella le guiñó el ojo en respuesta, siguiéndolo con la mirada y permitiéndose observar su musculatura descaradamente. Una vez lo perdió de vista, volvió a recostarse, no sin antes colocar el envase de cristal en la mesa. Respiró profundo y cerró los ojos. Se quedó pensando en cómo sería la experiencia.
—Sí... Tal vez debería pedírselo... De verdad tengo muchas ganas. Y con Zoro no puedo simplemente pretender que adivine. Pero tampoco quiero que se sienta presionado... Él es muy inexperto en estas cosas.
Se mordió ligeramente la punta de su dedo índice. Lo vio pasar de vuelta al nido, envuelto en una toalla, y ahora sintió que casi babeaba. Tuvo la intención de ponerse de pie, y se sentó en la silla, pero al final no se paró. Lo pensó un instante y volvió a recostarse.
—De acuerdo, Robin, es la cuarta vez que suspiras. Y podría jurar que ibas a ir tras de Zoro ahora mismo. ¿Qué es lo que pasa? ¿No quieres aprovechar que está solo en el nido del cuervo?
Su amiga le dio una mirada sugerente.
—Quisiera, pero creo que es mejor que me quede aquí.
— ¿Cómo? ¿Y eso por qué?
—Porque estoy segura de que para cuando llegue ya estará vestido.
— ¿Y eso qué?
—Ya no importa. De todos modos se me quitaron las ganas —mintió—. Aunque me pregunto cómo será... —Susurró aquello último, pero su amiga la escuchó.
—Espera, espera... ¿Me estás diciendo que tú y Zoro aún no...?
—No.
—Claro, por eso los suspiros, ¿no? Ahora todo tiene sentido.
—Sí. Es que... Estoy en una encrucijada, ¿sabes? Quiero pedírselo, de verdad quiero. Joder, apenas lo veo pasar en camiseta y siento que lo necesito. Pero se me hace difícil acercarme y decírselo.
—Ay, vamos, Robin, eres la persona más directa que conozco. Y estoy segura de que hasta a Zoro serías capaz de seducirlo, si estás tan dudosa de decírselo debe ser por una buena razón, ¿no? ¿Él jamás se te ha insinuado?
—Nunca.
—Y tú tampoco te le has insinuado.
—No. Sólo hemos hablado del tema una sola vez, cuando Sanji-kun se dio cuenta de que estábamos juntos. No sé si lo recuerdas, pero él dijo "estoy seguro de que yo podría complacer a Robin-chan mucho más que tú, cerebro de alga".
—Sí, lo recuerdo —rió Nami—. ¿Y qué te dijo él?
—Sabes que las peleas con Sanji sacan su lado infantil. Me dijo "No hemos hecho nada, pero te apuesto a que incluso sin saber lo haría mejor que él".
—Bueno, eso te dice que está dispuesto, ¿no?
—Tal vez sí. Pero tampoco quiero asustarlo, quiero que las cosas sean a su ritmo. Él no tiene mucha experiencia, así que no quiero presionarlo a que haga algo que no quiere.
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Acero y flores
FanficColección de one-shots ZoRobin. ADVERTENCIAS: *Los personajes de One Piece no son de mi pertenencia, todos ellos son propiedad de Eiichiro Oda. *Algunos capítulos pueden contener lemon (contenido sexual explícito), esto será indicado al principio de...