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Luego de regañar a su grupo Aizawa volvió a la residencia.

Entró por la ventana como de costumbre, fue a su habitación a asearse y salió a buscar al motivo de su buen humor.

Ella se encontraba en la habitación de Eri, apenas metiendo a la niña en la cama.

- Veo que a alguien más se le hizo tarde para la hora de dormir.- Señaló.- Hoy no sólo los alumnos son rebeldes.

- Sho... Lo siento. Se nos fue el tiempo jugando.

- Está bien, lo dejaré pasar sólo porque mañana es sábado.- Dijo en tono afectuoso para acercarse a su hija y besar su frente.

- Papi te quiero.- Le dijo ella, con su vocecita adormilada.

Ahora algo anonadado le dejó una caricia en el cabello y salió con T/N al pasillo.

- Sho, ¿Estás bien?- Preguntó ella.

- Ella nunca me había dicho algo así.- Respondió éste en tono disperso.

- "¿Te quiero?"- Él Asintió con algo similar a una sonrisa en su rostro.- Owwww.- Ella lo abrazó enternecida.- Me alegro mucho por tí.

- Creo que deberíamos decirle sobre nosotros.

Ella Asintió.

- Si eso es lo que quieres lo haremos.- Dijo T/N en tono dulce.- Pero tendrá que ser otro día porque ya es tarde, vamos a dormir ¿Sí?

- De acuerdo, pero no te acostumbres a la paz, creo que estaría bien si mañana nosotros...- dijo él, insinuandose.

- Me agrada esa propuesta.- Rió T/N en tono juguetón.

***

Al día siguiente por la noche T/N volvió de su día libre con Mei, había quedado de verse con Aizawa a las nueve en su habitación por lo que regresó a las ocho.

Dejó sus cosas y fue a darse un buen baño, estaba emocionada por estar con él.

Tarareaba mientras se desnudaba y al girarse hacia su cama notó que había algo sobre ella.

Un paquete negro con un listón rosado.

Se acercó con una sonrisa y miró la nota que pendía de él.

Sabes qué hacer, te veo a las nueve, querida.

Dejó la nota a un lado y abrió el paquete con delicadeza, su rostro enrojeció por completo al ver de lo que se trataba.

***
Luego de bañarse y secarse, T/N se colocó el contenido de la caja y una bata para poder cubrirse de camino a la habitación de Aizawa.

Abrió la puerta de su habitación con cuidado y miró hacia el pasillo para asegurarse de que no había nadie cerca, la otra profesora pasaba su fin de semana en casa con su familia y Mic se había ido al Karaoke con los otros. En teoría no debía haber nadie cerca, pero aún así debía estar segura.

Al llegar a la puerta de Aizawa dieron las nueve en punto y la abrió.

La luz era muy tenue, el hombre había colocado velas de aroma cuyas llamas hacían una curiosa danza y parpadeaban de vez en cuando.

Aizawa estaba sentado al borde de su cama, con ropa de civil, un pantalón negro de mezclilla y una camisa negra con cuello en v y manga larga.

Su cabello estaba en una media cola y su mirada era penetrante.

T/N tragó en seco, cerró la puerta y bajo aquella mirada que la seguía a todos lados se quitó la bata, descubriendo su cuerpo desnudo, salvo por los accesorios que él le había dejado. Llevaba unas medias negras con almohadillas rosadas en la planta de los pies, como las huellas de un gatito.

Tenía un par de orejas también de color negro con algo de blanco en la base, unos lacitos rosados y un cascabel que hacían juego con el plug de cola que llevaba por detrás y colgaba peluda y esponjosa hasta la parte de atrás de sus rodillas, también era negra y con la punta blanca.

La chica fue en silencio a arrodillarse frente al hombre quien también permanecía callado.

- Buenas noches, mi señor.- Dijo ella mirando al suelo.

- Hola querida.- Dijo él con una sonrisa ladeada.- ¿Te gusta lo que compré para tí?- Ella Asintió.- "Se dice Sí mi señor".- Dijo él en tono autoritario.

- Sí, mi señor.- Respondió ella.

- Bien.- Dijo él poniéndose de pie.- Te vez tan apetecible... no sé por dónde empezar.

De su bolsillo trasero sacó un pequeño embase brillante y lo colocó frente a los ojos de la chica.

- La luz es tenue hoy por una razón.- Sonrió al ver la mirada confundida de la chica.- Las velas ofrecen suficiente luz para escribir pero después las voy a apagar y serás tú quien brille, querida.

- ¿Qué escribirá mi señor?- Preguntó ella en tono sumiso.

- Sólo verdades.- Dijo y se agachó junto a ella para susurrarle en el oído.- como que eres mía y tú precioso coño también.

Ella tragó en seco sintiendo como toda su piel se erizaba de exitación por la idea.

- ¿Escribirá groserías denigrantes?- Preguntó ella tímidamente.

- ¿Eso te gustaría?- Le preguntó él en tono divertido.

- Sí, mi señor.- Susurró avergonzada.

- Sabes que no debes sentir vergüenza de las cosas que quieres hacer conmigo.- Dijo él.- Me encargaré de que tú cuerpo se ilumine con la definición de lo que eres.- Añadió en un tono bastante más dominante.- Ve a acostarte en la cama, boca arriba.

Ella Obedeció y él se colocó sobre ella para escribir con sus dedos, sobre sus senos, la leyenda "juega conmigo"

- Eres mi juguete.- Le dijo mientras ponía más pintura en sus dedos.

Descendió hasta la ingle de T/N y escribió "propiedad de mi señor" junto con una flecha que apuntaba a sus genitales.

Continuó escribiendo en sus piernas, cosas como "zorra" y "puta" y en la cara interna de su muslo derecho puso una flecha que apuntaba a su entrada, acompañada de las palabras "depósito de semen"

Conforme escribía más obscenidades sobre su cuerpo las iba recitando en voz alta para que ella las escuchara.

Finalmente la hizo girarse para escribir la palabra "Mía" en letras grandes que ocupaban toda su espalda.

También la palabra "penétrame" en su espalda baja y su nombre en sus glúteos, "Aizawa" en uno y "Shōta" en el otro.

- ¿Te gusta lo que hice?.- Le preguntó él y ella asintió.- Respóndeme apropiadamente.- Dijo dándole una fuerte nalgada.

- Sí, mi señor.- Gimió ella.

Él dejó la pintura, se lavó las manos y apagó las velas. La pintura brilló en la oscuridad al igual que los accesorios felinos.

Aún había algo de luz de luna entrando por la ventana que le permitía a T/N distinguir al hombre frente a ella y su lujuriosa sonrisa.

- Te ves preciosa.- Dijo en un tono tétrico, acercándose como un depredador.- Quiero tu espalda contra el colchón y tu mirada con la mía en todo momento.- Ordenó con severidad.

Ella hizo caso y él se sentó a su lado sobre la cama.

- Bien hecho, quierida.- Le acarició las costillas con suavidad y ella se estremeció sin apartar la vista del ojo del hombre.- Ahora, vas a tocar tu hermoso cuerpo para mí.- Le dijo.- Tal y como yo te lo indique y sólo cuando yo te lo indique...

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Eaaaaaaa las manos arriba que todavía no es hora.

Les voy a subir a siguiente parte hoy para que no se me queden con las ganas de manosearse.

Y hablando de manosearse ¿Ya leyeron mi libro "Autoexploración con fines recreativos"?

No olviden votar y comentar.

La Niñera De La UA (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora