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T/N se sentía radiante.

Estaba satisfecha y muy feliz.

La habitación vacía de Aizawa se sentía como un lecho celestial luego de aquella noche tan enérgica.

Aún estaba oscuro y ella se encontraba envuelta en las mantas, muy cómoda cuando la puerta del baño se abrió.

Era su hombre, que emergía de aquella habitación como un dios o algo así, rodeado por la del interior que también bañaba ligeramente la penumbra en la recámara y hacía destacar su silueta desnuda.

- Lo siento. ¿Te desperté?- Preguntó mientras se acercaba para besarle la frente.

Ella negó.

- Ya estaba despierta, pero fue una hermosa primera imagen.

Él se acercó a ella con una sonrisa de aquellas que se podrían calificar como bobas, sentía que incluso podría reír, pero no de diversión, se sentía tan alegre y cálido por dentro que no sabía exactamente cómo actuar sin parecer un tonto.

Se acercó a ella, deslizándose entre las sábanas para acostarse a su lado y abrazarla.

Se acurrucaron y él le besó la cabeza con ternura.

- Eres adorable.- Le dijo ella.- ¿Cómo lo haces?

- ¿Hacer qué?- Preguntó él.

- Comportarte como un salvaje y luego venir a acurrucarte a mi lado como un gatito cachorro.- Rió la chica.

- Hmmmmm ya me encuentro satisfecho por el lado sexual.- Dijo.- Y espero que tú también.- Añadió.- Ahora espero satisfacer nuestras necesidades emocionales y mi instinto de protección.

- Esos fueron términos muy académicos.- Señaló ella.- Dime más sobre ese instinto de protección...

- Es algo ambiguo.- Dijo él en tono pensativo.- Eres demasiado linda. Como un bomboncito rosado o un conejito blanco y esponjoso. Te miro y tengo ganas de estrujarte y morderte, apretar tus mejillas y tu trasero. Eres excesivamente linda.

- Y por eso despierto tus instintos carnales.- dijo ella.

- En parte.- Admitió.- Pero también estimulas mi lado social por escaso que sea, me gusta estar contigo y hablar. Lo cual es poco común.

- Ajá, pero aún no entiendo el lado de la protección.

- Así como tú lindura y encanto me hacen desear coitar de forma exhaustiva y socializar, también me dan ganas de protegerte, quiero cuidarte y asegurarme de que estás bien, que no te falta nada, que estás feliz y saludable. El que disfrute de hacerte un poco de daño durante el sexo no significa que no tomaré responsabilidad emocional y física al respecto.

- Creo que definitivamente serías al único al que dejaría que me lastime así.- Dijo ella apretando más el abrazo.

- ¿A sí?

- Eres el único hombre al que le permitiría hablarme y tocarme de la forma en que lo haces, confío en tí y en el respeto que me has mostrado hasta ahora. Amo acostarme así contigo y sentir que me quieres.

- Claro que te quiero. Amor, te adoro.- Dijo sobándole la espalda.

Ella no pudo evitar conmoverse al grado de llorar, lo cual asustó un poco al hombre.

- Lo siento ¿Dije algo malo? ¿Te sientes mal?- Preguntó preocupado.

- No.- Dijo ella.- No quería llorar, lo siento, estoy feliz. Me haces muy feliz y tengo miedo de que un día te vayas.

- Eso no pasará.- Respondió él profesor.- No tengo intenciones de dejarte.- Ella apretó el abrazo en silencio.- Vuelve a dormir, mi vida. Yo estaré aquí cuando despiertes.

La Niñera De La UA (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora