8

13.6K 1.1K 308
                                        

- Cuánta honestidad.- Dijo ella alegre.- Me gusta escucharte decir eso porque la verdad es que también me interesas. Evidentemente no lo había dicho porque soy la niñera de Eri, pero si viene de tí supongo que no lo consideras un problema.

- En absoluto.- Respondió.- Todo lo contrario, me alivia que se lleven bien porque no podría salir con una mujer que no respete y aprecie a mi hija.

A ella le agradaba que estuvieran de acuerdo, parecían estar en la misma página.

La comida no tardó en llegar y la cena terminó de forma muy satisfactoria.

Volvieron a la academia ya algo tarde pues la plática se extendió más de lo esperado y entraron a hurtadillas para evitar ser vistos por los veladores.

Al acercarse a las residencias podían ver las luces de la estancia prendidas.

- Ah, aún están despiertos.- Comentó Aizawa.- No sé tú pero yo aún no quiero responder preguntas imprudentes acerca de nosotros.

- Coincido, es nuestra primera cita, es muy pronto.

- ¿Te gustaría algo de adrenalina para cerrar la noche con broche de oro.- Dijo con esa temible sonrisa que le caracterizaba.

- No pensarás en entrar por la ventana ¿o sí?

- Justamente.- Respondió.

T/N no sabía cómo pero le convenció, ambos fueron a pararse justo debajo de la ventana del pasillo que daba a sus habitaciones, al lado había un árbol.

- ¿Cómo subiremos hasta allí? No llevas tú bufanda.

- Eso no lo hace imposible, agarrate.- Dijo poniéndose de espaldas.

- Ah, no lo sé, Aizawa. Soy algo... ya sabes... Pesada.

- No te preocupes por eso.- Dijo dándose la vuelta y tomando su mano.- Puedo hacerlo, tranquila.

No lo dijo explícitamente pero su intención parecía clara en su pupila.

Eres perfecta y hermosa. No debes sentir inseguridad por estar "pesada".

Algo duduosa aceptó subir a su espalda y se agarró con todas sus fuerzas mientras él escalaba el árbol sin ningún esfuerzo. Sólo por un momento pareció tener dificultad para apoyar la pierna pero cuando ella menos lo pensó, ya estaban en una rama frente a la ventanita.

- Iré primero para abrirla y recibirte.- Dijo el hombre.

Con movimientos ágiles, llegó hasta la ventana, la abrió y se escabulló hasta el pasillo.

El interior estaba a oscuras pero ella podía ver cómo él le hacía señas para que entrara.

- No sé si...- Dijo dudosa.

- Tranquila, no dejaré que te caigas.- Respondió él.

Con cuidado avanzó por la gruesa rama hasta alcanzar su mano, se paró en el marco de la ventana y al apoyar ambos pies perdió el equilibrio y cayó sobre él.

Ambos cayeron al suelo.

- Lo siento!- Exclamó ella intentando levantarse inmediatamente.

Él la retuvo por la cintura.

- Descuida, no me molesta.- Escuchó un tono divertido en su voz.

Le ayudó a ponerse de pie y llegó el momento de separarse.

- Gracias por acompañarme hoy a cenar, me divertí.- Dijo él.

- Yo también.- Respondió la chica, alegre.

La Niñera De La UA (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora