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El rostro de la joven enrojeció de vergüenza.

No era la primera vez que él le hablaba de ello pero no pensaba que lo dijera en serio y sus inseguridades comenzaron a comersela viva.

- Mi querido señor, yo... no creo que deba, estoy algo pesada y podría hacerse daño.- Dijo apenada.

- Querida, no te pregunté...- Dijo con una sonrisita.- no te preocupes por mí y sigue las órdenes que te doy.- Añadió tirando de su cabello.- Te prometo que no me pasará nada malo.

Ella asintió, haciendo una mueca de dolor.

Se colocaron en posición y ella descendió sobre el rostro del hombre, quien la sostenía de la cadera para que no perdiera el equilibrio, puesto que su cuerpo permanecía rodeado de todas aquellas ataduras.

La hizo inclinarse hacia adelante, sosteniéndole las manos y comenzó a lamer y succionar todo a su alcance.

T/N no pudo evitar que algunos gemidos bastante fuertes abandonaran su garganta y escuchar aquello era muy satisfactorio para Aizawa quien le ponía cada vez más empeño a lo que hacía.

Sin darse cuenta, la chica comenzó a mover su cadera sobre el rostro del hombre, buscando más contacto.

Le parecía imposible que él pudiera respirar así que intentó levantarse sólo un poco pero él se lo impidió.

La chica sentía que en cualquier momento llegaría al orgasmo, le avergonzaba admitirlo pero era muy placentero.

Tal vez el incremento de sus gemidos, los movimientos de su cadera o lo agitada que se encontraba, le anunciaron al hombre que estaba por llegar así que paró.

Ella soltó un gemido de protesta y obedeciendo a los empujones del hombre se irguió sobre sus rodillas.

- No seas impaciente. Estabas deliciosa pero yo quiero que te corras en mi pene.- Le Susurró al oído, ayudándola a colocarse sobre aquél falo erecto y alinenadolo con su entrada, para hacerla sentarse nuevamente, siendo penetrada.

Él se acostó y recargó sobre sus codos, flexionó las rodillas y comenzó a mover sus caderas de forma impetuosa.

Ella daba saltitos sobre el regazo de Aizawa y gemía con fuerza.

No tardó mucho en estallar de placer y con un fuerte gemido alcanzó el tan deseado orgasmo.

Sin embargo él no paró de moverse, incrementó sus embestidas hasta correrse nuevamente y en respuesta al sobre estímulo ella tuvo un segundo orgasmo, aún más intenso que el anterior.

Su piel estaba erizada y su vagina palpitaba de sensibilidad, un squirt salió de ella, mojando los muslos y las sábanas del hombre y sus gemidos sonaban temblorosos.

Él ya había parado de moverse pero ella aún se encontraba invadida por aquella sesasión que reinaba en su entrepierna y sus extremidades.

Entonces él volvió a embestir.

- N-no... espere, mi señor.- Rogó ella mientras nuevamente era sobre estimulada.

- ¿No te gusta?

- Es demasiado, no puedo.- Lloró.

Él se sentó para alcanzar el clítoris de la chica y mientras seguía embistiendo comenzó a tocarla.

- A tu cuerpo parece encantarle.- Le susurró.

- Voy a morir.- Chilló ella, llevando una de sus manos al cuello del hombre y aferrándose al cabello que encontró ahí.- Mi señor, pare.- Pidió.

- Pero si estás por conocer el verdadero placer.- Le contesto él sin detenerse.

La Niñera De La UA (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora