ᴛʜᴇᴏ ʜᴀᴢᴍᴇ ᴛᴜʏᴀ

Capítulo 57

Cuando la autorización de Genovis llegó, Eljet entró. Luego le siguió Lloyd.

'Espera, ¿esa persona también era un mago?'

Al ver a Lloyd, en la mente de Judith apareció una solución brillante. Judith saludó a Eljet y a Lloyd.

−Hola, marqués y señor Lloyd. Gracias por venir.

−Ha pasado mucho tiempo, señorita Judith.

−Hola.

Judith llevó a Eljet y a Lloyd al lado de la cama. Al verlos a los dos, Genovis también los saludó.

−¿Qué están haciendo aquí?

−Pasé por aquí antes de ir al Palacio Imperial. Oí que fue peligroso, pero me alegro de que te encuentres bien.

−Gracias a los cuidados de Judith, me siento mucho mejor.

−Es agradable tener una hija filial. Entonces, ¿puedo esperar verte en el Palacio Imperial mañana?

Eljet sonrió y sacó el tema principal. Entonces la expresión de Genovis se endureció.

−Sé que su Excelencia es más resistente que la mayoría de los hombres... . Parece que algo está interfiriendo en su recuperación.

Eljet entrecerró los ojos mirando a Judith, que estaba a su lado, y soltó el final de sus palabras. Genovis, al darse cuenta de que Eljet se había dado cuenta de su artimaña, tosió y bloqueó las palabras de Eljet.

−De todos modos, no puedes verme descansar.

−Es culpa tuya de que seas demasiado competente. Y hay cosas urgentes en este momento.

−¿Es urgente?

−Se acerca el cumpleaños de nuestro maestro. Gracias a eso, me duele la cabeza cada vez que tengo una reunión con los ancianos.

El cumpleaños de Theo era un evento que se celebraba en todo el continente más allá del Imperio Valdemar. Cada año, países de todo el mundo visitaban Valdemar para rendirle homenaje. Y por esas fechas, se celebraba un festival en el exterior del castillo para festejar el cumpleaños del emperador, y otro en el Palacio Imperial para recibir a los distinguidos invitados. Por ello, era uno de los eventos anuales a los que la familia imperial y los nobles prestaban más atención.

−¿No puede descansar un poco más el anciano anticuado?

−El estándar de los ancianos del que hablo no es el envejecimiento biológico, sino el envejecimiento en valores. Por desgracia, usted no es un anciano.

Genovis ya no pudo refutar la defensa del muro de hierro de Eljet. Eljet no perdió un instante y llamó a Lloyd.

−Lloyd.

Lloyd entregó la pequeña caja que había traído a Genovis. De la caja emanaba un aire frío desconocido. Preguntó Genovis, mirando alternativamente la caja y a Eljet con ojos dudosos.

−¿Qué es esto?

−Es una hierba medicinal que sólo vive en las montañas nevadas del norte. Era la temporada en que esta hierba crecía, así que fue enviada por la naturaleza.

−... ... Un soborno con una clara intención.

Eljet respondió con una sonrisa y se levantó de su asiento.

−Entonces le deseo una pronta recuperación. Tengo que ir a tratar con los ancianos hasta que sea su parte.

−Gracias por preocuparte.

Genovis dio las gracias a Eljet. Luego se volvió hacia Judith, que estaba a su lado.

−Judith, ¿te parece bien que te pida que despidas a los invitados?