ᴛʜᴇᴏ ʜᴀᴢᴍᴇ ᴛᴜʏᴀ

Capítulo 66

Tanto la mirada del hombre como la de Judith se desviaron hacia ese rumbo. Allí estaba el hombre rubio que había perseguido antes.

En cuanto lo vi, mi corazón lo reconoció frente a mis ojos y comenzó a latir.

El hombre rubio se bajó lentamente la máscara que llevaba. Como era de esperar, se reveló el apuesto rostro que había añorado. Pero sus ojos no estaban en Judith, sino en el hombre que tenía delante.

—Ikart.

Judith se sobresaltó al escuchar el nombre que salió de la boca de Theo.

'Este hombre... ... ¿Es Ikart?'

Cuando me di cuenta de la identidad del hombre, mi corazón se hundió. Ahora comprendía lo peligrosa que era esta situación para mí. Judith trató de alejarse de Ikart demasiado tarde, pero el brazo envuelto alrededor de mi cintura no se movió.

—¿Judith?

Theo, que estaba mirando a Ikart, sólo entonces encontró a Judith sujeta por él. Al mismo tiempo, sus ojos, que se habían endurecido durante un rato, empezaron a temblar.

Había una mirada fría en los ojos de Theo mientras observaba de nuevo a Ikart.

—... ... Déjala ir.

Cuando Theo se acercó un paso, Ikart tomó a Judith y dio un paso atrás. Entonces, el ceño de Theo se crispó.

—¿Qué quieres?

Ikart, que estaba a punto de responder a esa pregunta, fue consciente de Judith y volvió a cerrar la boca. En su lugar, aplicó más fuerza al brazo que sujetaba a Judith. Judith, en sus brazos, no podía moverse, sólo observar la intensidad entre ambos.

'No puedo ser un rehén... ... .'

Entonces fue cuando me preocupé. Los pasos de los caballeros se oían desde el otro lado del pasillo. Para ese momento, la mente de Ikart estaba concentrada en ella. Judith no perdió la oportunidad.

'¡Ahora!'

Recogió apresuradamente maná en su palma. Y atacó el cuello de Ikart con magia de viento.

—Ah...

El golpe hizo que el brazo de Ikart que sujetaba a Judith se aflojara por un momento. Judith se soltó de los brazos de Ikart y corrió hacia Theo.

—¡Theo... ...!

Theo, que comprendió rápidamente la situación, se acercó a toda prisa y abrazó a Judith.

—Su Majestad, ¿está usted bien?

Los caballeros que llegaron justo a tiempo reconocieron a Ikart como el enemigo de un vistazo y lo rodearon.

—¡Detente! Si te mueves sólo un paso, mataré a todos los rebeldes.

Ikart miró a Theo y a Judith en sus brazos, y dio un paso atrás.

—Le dije que no se mueva ...

Antes de que las palabras del caballero pudieran terminar, la magia de Ikart atacó a los caballeros que se encontraban cerca.

—¡Whop!

A continuación, hizo rápidamente una piedra mágica con la palma de su mano y la dejó caer al suelo. Una piedra mágica plana y redonda cayó al suelo y rodó entre los caballeros. En el momento en que el cristal mágico se detuvo, el caballero que se dio cuenta del plan de Ikart y gritó.

—¡Maldita sea!

Pero la reacción de la piedra mágica fue más rápida. Una enorme cantidad de vapor de agua que salió de la piedra mágica bloqueó su visión. Theo cubrió instintivamente la cabeza y la espalda de Judith.