ᴛʜᴇᴏ ʜᴀᴢᴍᴇ ᴛᴜʏᴀ

Capítulo 39

Theo no respondió. Fue entonces cuando Eljet se dio cuenta de por qué Theo, que habría acudido a matar a Ikart, no se presentó.

Si el emperador actúa directamente, será como anunciar que Ikart está vivo. En ese caso, los que buscaban una justificación para vengarse de Theo acudirán en masa como un maestro, y apuntarán a las debilidades para someter a Theo, que no puede derrumbarse con su propia fuerza.

La única debilidad.

"Ikart, el niño debió morir en un incendio hace cinco años".

Los ojos de Theo, que hablaba como si estuviera afirmando, se calmaron fríamente.

* * *

〈¡Papá!〉

Judith llamó a Genovis con voz llorosa. Genovis se apresuró a alcanzar a Judith, que se alejaba, pero Judith pronto desapareció en la oscuridad.

"¡Judith!"

Genovis despertó de repente de su sueño, gritando el nombre de Judith. No había oscuridad frente a mí, y podía ver la vista de la habitación empapada de luz solar.

"Es el mismo sueño que aquel día...."

Era el mismo sueño que el sueño profético que tuve el día después de la fiesta de mascaras. El día que soñé eso, Judith fue capturada por Theo y fue al palacio imperial. Una inquietud desconocida se apoderó de mí. Cuando vi a Judith a salvo, pensé que esta sensación siniestra desaparecería.

Genovis, que salió enseguida de la sala, se dirigió a la habitación de Judith, no al comedor como de costumbre. Cada paso que daba era como recrear "el día", por lo que me sentía aún más apagado.

"¿Está Judith durmiendo?"

Al llegar frente a la visita de Judith, Genovis preguntó a Marie, que hacía guardia frente a él. Marie contestó en voz baja, abrumada por el ímpetu frío de Genovis.

"Creo que sí...."

"Entra y comprueba".

La sola respuesta de Marie no era tranquilizadora. Sin embargo, no podía entrar rápidamente en la habitación de su hija, así que intenté que Marie entrara primero. En ese momento, afortunadamente, la puerta se abrió primero desde el interior y Judith salió.

"Buenos días, Marie".

Los ojos de Genovis, que se habían enfriado con la aparición de Judith, se relajaron como si nunca lo hubieran hecho. Incluso su cabello revuelto, y sus ojos semicerrados, eran simplemente encantadores para sus ojos.

Judith, frotándose los ojos sin abrir, descubrió a Genovis un tiempo después. Al mismo tiempo, una sonrisa se dibujó en su rostro, que aún no había perdido el sueño.

"... ... ¿papá?"

"¿Has dormido bien, cariño?"

"Papá, ¿has dormido bien?"

En lugar de responder, Genovis arregló el cabello de Judith y le acarició la mejilla. La mano que había estado sosteniendo la espada durante mucho tiempo era grande y áspera, pero sólo la mano era suave. Judith sonrió y se cruzó de brazos ante el toque familiar. Luego lo llevó al comedor y le preguntó.

"¿Por qué has venido a verme por la mañana?"

Ante esa pregunta, Genovis recordó un siniestro sueño que había olvidado durante un tiempo y endureció su rostro.

"¿Vas a ir hoy de nuevo al palacio imperial?"

"Sí, tengo que ir. ¿Por qué?"

Judith asintió como si preguntara lo que era natural. Tras dudar un rato, Genovis bloqueó a Judith y le preguntó con cara seria.