Capítulo 52

339 47 3
                                    

−Este es el método que me enseñó tu madre.

−¿Es de mamá?

−Leila me enseñó a hacerlo y me atrapo.

Genovis sacó el pez del anzuelo y se lo mostró a Judith.

Judith no pudo coger el pez, pero se limitó a mirarlo. Genovis intentó meter el pez que Judith había pescado en un barril de madera que contenía otros peces. Pero Judith le detuvo.

−Déjalo. Antes de lanzar la caña de pescar, prometí que sólo lo saludaría.

La imagen de Leila se superpuso a la necesidad de Judith de cumplir su promesa con el pez. Genovis miró entonces a Judith, sonrió y asintió con la cabeza.

−Entonces hemos terminado de saludar a estos chicos, así que volvamos juntos.

Puso los peces que Judith había capturado en un barril de madera, luego sumergió el barril de madera en el lago y lo hizo girar. Los peces que habían quedado atrapados en el barril de madera salieron y desaparecieron lentamente en el lago.

Judith, que observaba la escena en silencio, arrojó el cebo restante al río. Era un pequeño regalo para los peces. Luego volvió a mirar a Genovis y sonrió ampliamente.

−La pesca ha sido divertida, papá.

−De acuerdo. Es una sensación nueva poder ir a pescar con nuestra princesa. Me recuerda a tu madre.

Genovis se lavó las manos en el lago transparente y se levantó.

−Después de estar sentado mucho tiempo, me duele el cuerpo. ¿Vamos a dar un paseo?

−Como quieras.

Judith aceptó de buen grado la oferta de Genovis. Los dos dejaron las tareas de la limpieza a los criados y se adentraron en el camino del bosque.

Aunque era verano, el bosque bajo la sombra de grandes árboles era fresco. Judith se agarró al brazo de Genovis y contempló el paisaje que no había cambiado en casi 20 años. Este bosque era el lugar por el que Judith había paseado con Genovis desde que empezaban a caminar.

Judith, que caminaba al lado de Genovis, recordó de repente una conversación de hace un tiempo y habló.

−Papá, lo que dijiste antes.

−¿Sí?

−La historia de cómo mamá atrapó a papá con ese método de pesca. ¿Puedo preguntar de qué estás hablando?

Hasta ahora, Judith nunca había preguntado primero a Genovis por Leila. Porque Genovis a veces tenía una expresión de añoranza en su rostro cada vez que sacaba a relucir la historia de Leila. Sin embargo, al ver que Genovis hablaba de Leila hace un rato, pensé que estaría bien preguntar primero hoy.

Genovis pareció tantear por un momento, y luego abrió la boca.

−Para contar esa historia, creo que hay que empezar acontecimientos anteriores a ese.

Judith aguzó su oído. La historia de Genovis y Leila era una historia que no aparecía en la historia original. Aunque reencarno, era la madre que me dio a luz, así que Judith quería saber más sobre Leila.

−Leila y yo nos conocimos en el Condado Glass. Fue cuando lo visité en mi camino del Ducado a las Islas para escapar de la fuerte lluvia, y Leila era, como sabes, la hija menor del Conde de Glass.

Los ojos de Genovis, al hablar de su primer encuentro, eran tan cálidos como cuando miraba a Judith.

−Me fui en cuanto dejó de llover. Hasta entonces, no tenía sentimientos.

ᴛʜᴇᴏ ʜᴀᴢᴍᴇ ᴛᴜʏᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora