Capítulo 21

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Narra Zee:

Me sorprendió tanto que Saint me dijera que volvió a recibir las cartas, porque se supone que yo lo dejé completamente seguro. Pero, en ese momento, me invadió la ira; salí de la habitación, llegando hasta la cocina donde Talay desayunaba con Perth, lo levanté del cuello y lo puse contra la pared.

- Zee, cálmate. - Me dijo con esfuerzo.

- Si no ibas a protegerlo, ¿qué demonios hacías en la casa de Saint?

- No lo sabía, me lo dijo hace dos días.

- ¡¿Por qué no revisaste su correo?!

- Perdóname, me confié en que tú ya la habías dejado protegido.

- Zee, bájalo por favor, se está poniendo azul. - Me pide Perth.

- ¡Amor cálmate!

Escuchar la voz de Saint fue lo único que logró calmarme, así que solté a Talay y Perth corrió para socorrerlo. Se me pasó la mano, me lo decían un Talay en el piso con ataque de tos por la dificultad para respirar y Saint quien estaba frente a mí con los brazos cruzados.

Conociendo los métodos para que una persona pueda respirar mejor, me incliné y ayudé a Talay, quien empezó a respirar bien. Me levanté después de llevarlo hasta la mesa y dejarlo sentado, pero el enrojecido y furioso rostro de Saint, me decía que me metí en problemas.

- No vuelvas a hacerlo. Talay ha sido quien no se separó de mí y yo decidí no decirle sobre las cartas.

- No debiste ocultárselo, él pudo armar un plan de contingencia.

- Lo sé, pero no quería molestar de más.

- Olvídalo...

A pesar de que pasaron dos meses desde que Saint me confesó lo de las cartas, sigo muy enojado con Talay. Es que él debió notar algo extraño con el correo de Saint; pero me preocupa más mi novio por ahora, ya que aún no estoy trabajando de lleno con él.

Cuando renuncié, en Thitiwat Security me dieron un nuevo contrato, y hoy es el último día que estaré trabajando con políticos. Aunque Saint no quiere que vaya, le urge ir a un lugar, no me dice adonde ni a qué, pero no puedo dejar tirado mi trabajo.

- Yo pagaré si te demandan.

- Jamás lo aceptaría y lo sabes.

Terminé convenciéndolo de que solo serían un par de horas y que podemos esperar hasta mañana para ir adonde sea que él quiera. Además, tengo un regalo especial para él, después de todo lo que hemos vivido en estos meses, quiero que sepa que él es importante para mí.

- Tengo un regalo para ti, espero que te haga sentir mejor.

- ¿Qué es? - Preguntó sonriente.

- Extiende los dedos y cierra los ojos.

Me miró incrédulo pero cerró sus ojos, entonces fui hasta la cómoda junto a la cama y saqué una pequeña caja. Agarré su mano y mientras le robé un beso muy demandante y excitante, le di su regalo, pero se dio cuenta hasta que dejé de besarlo.

- ¿Me estás pidiendo matrimonio Zee?

- Ese anillo era de mi madre, lo he cuidado desde que ella falleció.

- ¿No debería tenerlo Nat? - Me dice preocupado.

- No te mentiré, quise dárselo hace algún tiempo; pero me dijo que este tipo de regalos le corresponden a Max.

- Es hermoso. Muchas gracias.

- Promete que jamás te lo quitarás.

Lo vi tan feliz que ni siquiera sé porqué le pedí que me hiciera esa promesa, aunque me la hizo antes de que yo me fuera. Fui directamente al lugar donde se realizaría el evento, llegué temprano y revisé hasta el último rincón del salón, para asegurar la vida de mi protegido.

El Jefe Perfecto "ZeeSaint"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora