Epilogo

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Nadie podía deducir que iba a ser tan doloroso ver aquellas dos tumbas bajar lentamente para ser enterradas. Aquellas dos cajas de madera que dentro encerraban a dos personas que de todos los finales posibles, ese era el que menos se merecían. 

Omar Shanaa 26-03-2002/ 02-12-2035

Miguel García Nunier 12-12-2026/ 14-11-2035

Los dos nombres que estaban escritos en las distintas lapidas hacia que a cada uno de los presentes se le derramasen las lagrimas recordando que no volverían a estar entre ellos.

Nano refugiaba en su pecho a Marina quien casi no podía ver el nombre de su hijo en aquella fría piedra sin echarse a llorar mientras el lo miraba fijamente con un nudo en la garganta y con la vista nublada por las lagrimas. Una de sus manos reposaba en el hombro de su hijo que se mantenía recto a su lado. Quien le viera de espaldas diría que nada le perturbaba, pero la cara de Jaime se habia teñido de rojo y de lagrimas al ver como el ataúd de su hermano pequeño era enterrado lentamente. A su lado abrazándole estaba Marta quien no se habia separado de el en toda la mañana. Ver a su novio así le rompía por dentro y sabia que ahora le tocaba a ella consolarlo a el.

Junto a la tumba de Omar, habia un pequeño carro de bebe donde se encontraba durmiendo el pequeño Omar. Algo irónico, Ander veía como sepultaban al que habia sido el amor de su vida mientras que a su lado, un pequeño que se habia convertido en su gran amor apenas hacia unos días, comenzaba su vida. Vanesa lo acompañaba también triste por la perdida de su amigo. Ese seria uno de sus ultimo días con Ander pues se iría a Barcelona para comenzar su carrera universitaria. Se iría con un nudo en la garganta por haber tenido que llorar la muerte de Omar, pero contenta por haber hecho feliz a Ander.

Al lado de Ander sin poder contener las lagrimas, estaba Nadia viendo con dolor el nombre de su hermano de quien ni siquiera habia visto despertar de aquel coma en el que se habia sumergido. A su lado, Guzmán tenia cogida en sus brazos a Mina que descansaba su cabecita en su hombro sin mirar las tumbas. Sus padres le habían explicado lo mas delicadamente posible lo que estaba ocurriendo y ella, aunque lo habia entendido a la primera, se negaba a mirarlas porque les daba miedo.

Todos los demás rodeaban a las familias mientras observaban como los ataúdes eran enterrados, ellos también enterraban allí esos meses de dolor que habían vivido y los recuerdos con ellos. 

Desde ese día, ya se podía decir, que habían dejado de arrastrar su pasado y esa vez para siempre.












Volver a Las Encinas después de todo lo ocurrido fue algo raro para todos ellos. Ahora, eran estudiantes normales y corrientes, después del instituto no tenían que preocuparse si alguien les seguía a casa o si al día siguiente descubrirían algo perturbador.

La fiesta de fin de año que organizo el colegio les sirvió para soltarse y disfrutar como ellos merecían y eso les sirvió como un empuje para seguir el curso con naturalidad.

El segundo trimestre en Las Encinas comenzó normal para ellos salvo para una persona. Georgina, a ella no le fue muy bien. Los estudiantes se habían enterado de lo ocurrido con la familia Benavente, pues habia salido en todas las noticias del país, y aunque al principio a Álvaro también le toco aguantar ciertos comentarios, su hermana se llevo la peor parte.

El Pasado Que Arrastramos | Elite |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora