22- Todo se repite

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No sabia cuanto tiempo llevaba inconsciente, solo recordaba aquel calambrazo que la había hecho desmayarse y cuando abrió los ojos sintió como el dolor se apoderaba de su cuerpo. Se intento incorporar pero la zona baja de la espalda le quemaba como nunca lo había hecho. Llevo su mano hasta la zona en la que había recibido la descarga y sintió una extensa quemadura. 

Retiró las sabanas de su cuerpo y se dio cuenta de que ya no tenia la ropa con la que la habían secuestrado, vestía un pijama como el que tenia en su cama. Volvió a tumbarse derrotada, tomo aire conteniendo las lagrimas, no quería llorar, no allí, no por ellas.

Nunca había sentido tanto miedo, pero no se lo haría saber a sus secuestradoras. No podía dejar que esas señoras tomaran el control sobre ella y que ganaran la batalla. Debía encontrar la manera de salir de allí y de sacar también a Mina, además, si ella estaba allí, Jorge debía estar cerca.

Pensó en su madre y en Martina, en todas esas veces en las que ellas le habían dicho que en situaciones difíciles, debía ser fuerte y aguantar. Así lo haría, por sus madres, sus amigos y Diego. Al recordarlo no pudo evitar que sus ojos se cristalizasen, estaban a las puertas de la reconciliación, iban a conseguir estar juntos y como siempre Andrea y Begoña tenían que arruinarlo todo.

Miro a su alrededor. La habitación era una copia exacta de la suya no podía encontrar diferencias, incluso estaban las fotos que ella tenia colocadas encima de su mesilla de noche. En la estantería se encontraban en la misma posición los libros que tenia al igual que unos dibujos que tenia colgados encima del escritorio.

Sintió como un escalofrió recorrió su cuerpo preguntándose en que momento habían entrado en su habitación para replicarla de manera tan exacta.

Su mirada se poso en la gran puerta de metal, quería romperla a puñetazos, salir de allí y pegarse con quien hiciera falta. Agudizo el oído para intentar escuchar algo de ruido proveniente de fuera pero no logro percibir nada.

Estuvo tumbada en la cama un rato mas, frotándose con delicadeza la zona de la quemadura procurando de no acostarse sobre ella pues sentía un ardor cuando algo la rozaba en esa parte. Se preguntaba que mentiras les habrían contando a Mina para tenerla ahí encerrada y tranquila o como hacían para mantener todo eso en silencio. No dejo de preguntarse en que lugar estarían, si lejos o cerca de su casa, si aun seguían en Madrid o incluso si habían salido de España, algo que le parecía una locura pero dadas las circunstancias las posibilidades eran infinitas.

Miraba al techo perdida en sus pensamientos cuando escucho un ruido. Levanto rápida la cabeza para volver a afinar el oído y lo volvió a escuchar. Era como si estuviesen tirando algo constantemente contra el suelo. 

Se incorporó ignorando el dolor que había sentido ante el brusco movimiento y volvió a escuchar el ruido. Cuidadosamente se acerco a la puerta y poso en ella su oreja para escuchar mejor pero para su sorpresa, los golpes no venían de ahí. 

Recorrió con la mirada la habitación intentando encontrar el lugar desde donde salían esos extraños ruidos y cuando alzo la vista hasta la parte alta de las paredes lo encontró: el conducto de ventilación.

Cogió la silla que había delante de su escritorio y la coloco justo debajo del conducto. Se subió en ella y puso el oído en la rendija para escuchar atentamente cuando escucho otro golpe esta vez mas alto y claro.

Definitivamente, los ruidos venían de la habitación contigua a la suya.

Miro a través de los huecos de la rendija y vio una pared verde. No se veía nada mas y cuando estuvo a punto de bajarse de la silla para volver a la cama vio como algo se alzaba hasta el techo y volvía a caer provocando otro ruido. 

El Pasado Que Arrastramos | Elite |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora