Cap IX

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Mattheo Riddle

- Bien - comentó Astoria, haciendo señas hacia un ventanal que solo mostraba un feo maniquí femenino. Sus pestañas postizas colgaban y modelaba un vestido verde de nylon con delantal.
- ¿Todos listos?

Avanzamos a través de lo que se sentía como una cortina de agua helada, emergiendo tibios y secos del otro lado. Entramos a la recepción muy concurrida donde filas de brujas y magos estaban sentados sobre sillas de madera, algunos luciendo perfectamente normales y leyendo con atención viejos números del Semanario La Bruja, otros luciendo espantosas desfiguraciones como piernas de elefantes o manos extras saliendo de sus pechos. Brujas y magos con túnicas verde-lima recorrían las filas, haciendo preguntas y tomando notas en sujetapapeles.

Yo solo quería ir a casa.

- ¡Por aquí! - llamó Alexa, y la seguimos hasta la línea de espera a un escritorio con un cartel de Información.

- ¡Siguiente! - gritó la bruja del mostrador.

- ¡Hola! Mi hijo, mi esposo y nuestro amigo recibieron fuertes quemaduras en un incendio, ¿de igual manera hay que ir al piso cuatro? ¿Aunque no sea causada por una criatura fantástica?

- El procedimiento es el mismo así que sí. Ahora, díganme los nombres completos.

- Mattheo Salazar Riddle, Tom Marvolo Riddle y Draco Malfoy.

- Cuarto piso, segunda puerta a la derecha, Sala Millie Gudabi. Y usted, señor Malfoy, tercera puerta a la derecha, Sala Gwenog.

- Gracias - dijo mi esposa.
- Vengan.

- Alexa, no creo que sea necesario que yo-

- Irás y te curarás, Theo. No hay discusión.

Avanzó y no me quedó más remedio que seguirla a través de las puertas dobles y a lo largo del pasillo estrecho más allá. Subimos las escaleras y entramos en el pasillo de Heridas Causadas por Criaturas.

- Gracias de nuevo, hurón. - se despidió Alexa antes de separamos con Draco, Astoria y Scorpius.

- No hay problema, comadreja.

Se abrazaron. Miré hacia otro costado.

Luego, metimos a Tom con cuidado en la camilla, intentando que no se golpeara con nada. La sala era grande y la mayor parte de la luz venía de burbujas brillantes de cristal apiñadas en medio del techo.

Alexa acomodó nuestras almohadas para hacernos sentir como en casa, pero este lugar, no se parecía en nada a nuestra casa.

- Bueno, Romeo, Newt, Eliza y yo esperaremos afuera mientras llegan los curanderos, - nos informó. Luego se dirigió a ellos.
- podemos ir a la cafetería si quieren.

- Muero de hambre - comentó Newt.

- Yo creo que lo mejor es ir a-

- ¡Theo, si vuelves a decir casa te juro que te dejamos acá tres semanas sin visitas!

Me callé.

Se inclinó a la camilla de Tom, y le corrió un poco el pelo de la frente.

- Chau, cariño.

Eliza fue detrás de ella, mientras mi esposa se dirigía a mi.

Su dedo índice me apuntaba.
- Te comportas.

Entrecerré los ojos.
- ¿Que significa eso?

- Sabes lo que significa. Yo no puedo sanarte, así que dejas que los curanderos hagan su trabajo y te portas bien. Nada de berrinches.

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