Un amor imposible. Impensable. Incorrecto. Sin embargo, ninguno puede sacárselo de la cabeza.
Los abuelos de Julieta fueron asesinados por Voldemort; Romeo, es nieto del mismo mago que lo hizo.
Venganzas. Pasión. Aventuras. Descubrimientos. Enemis...
Cada minuto con Jules era mágico, incluso si solo no las pasábamos mirando un punto luminoso en el cielo oscuro. Era una chica especial, la más interesante que nunca había conocido. En cualquier parte que viera, ella siempre estaba ahí, radiante, sonriente, hermosa...
No puedo explicar lo que me hace sentir, sería vago describirlo con palabras. La limitaría a letras, cuando ella lo es todo.
Venía de regreso a mi sala común después de dejarla en la suya. El pasillo andaba silencioso. Mis zapatos de gala no hacían ruido. La brisa estaba calmada. El piso pareció congelarse cuando sentí una voz detrás de mí.
- ¡Romeo!
Frené y giré sobre mis tobillos. El saco en mi hombro derecho se perfora ante la curva. Nikolai estaba allí, quieto, sólo mirándome.
No me acerqué, sino que esperé que él lo hiciera. Lo miraba serio, ¿que quería?
- ¿Sí?
Él sonrió.
- Grran espectáculo hoy con el drragón .
No estaba entendiendo.
- Gracias.
- Maya no lo hizo tan bien como tú.
Vaya director de colegio.
- Tendrá que entrenar más.
Sacó una pequeña sonrisa, escondía unos dientes puntiagudos.
- Tu padre también erra muy chistoso.
- Aja. ¿Qué quiere?
- Ya veo, irré al grrano - sonrió de lado, y se acercó un poco más. - Erres un Riddle, Romeo, tu carrta ha estado escrrita desde el día en que naciste, incluso fue enviado, de segurro tus padrres la tirrarron a la basurra en cuanto vierron el sello. En fin, pierrdes el tiempo aquí en Hogwarrts, Romeo.
- Es Riddle para usted - le corregí.
No me gustó la confianza con la que me trató. Además, ¿qué estaba diciendo? ¿Durmstrang me quería?
Su sonrisa se apagó, parecía enfurecido.
- Está bien. Tu lugarr continúa rreservado. Sabes donde encontrrarrme.
Lo seguí con la mirada mientras se iba en silencio.
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La segunda prueba empezaría pronto y, aunque ya sabíamos de que se trataba, no sabíamos como resolverlo.
- Por supuesto, la solución ideal sería que te transformaras en un submarino o algo así - comentó Jules. - ¡Si hubiéramos dado ya la transformación humana! Pero no creo que empecemos a verla hasta sexto, y si uno no sabe muy bien cómo es la cosa, el resultado puede ser un desastre...