El banquete de Halloween pareció mucho más largo de lo habitual. Quizá porque era nuestro segundo banquete en dos días. Como todos cuantos se encontraban en el Gran Comedor —a juzgar por los cuellos que se giraban continuamente, las expresiones de impaciencia, las piernas que se movían nerviosas y la gente que se levantaba para ver si McGonogall ya había terminado de comer—, sólo deseaba que la cena terminara y anunciaran quiénes habían quedado seleccionados como campeones. Por fin, los platos de oro volvieron a su estado inmaculado. Se produjo cierto alboroto en el salón, que se cortó casi instantáneamente cuando la directora se puso en pie. Junto a él, el profesor Nikolai y Madame Maxime parecían tan tensos y expectantes como los demás.
- Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión. Según me parece, falta tan sólo un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un campeón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la sala de al lado - indicó la puerta que había detrás de su mesa - donde recibirá las primeras instrucciones.
Sacó la varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se apagaron todas las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con forma de cara, y la estancia quedó casi a oscuras. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego. Todo el mundo miraba, expectante.
De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y empezaron a salir chispas. A continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de pergamino. La sala entera ahogó un grito. McGonogall agarró el trozo de papel y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder leerlo a la luz de las llamas, que habían vuelto a adquirir un color blanco azulado.
- La campeona de Durmstrang - leyó con voz alta y clara - será Maya Radev.
La chica se levantó de la mesa de Slytherin y caminó hacia McGonogall. Se volvió a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala contigua.
La atención de todo el mundo volvía a recaer sobre el cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos en volverse nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.
- El campeón de Beauxbatons... es ¡Alexandre Durand!
El chico se puso en pie elegantemente, sacudió la cabeza para retirarse hacia atrás la amplia cortina de pelo plateado, y caminó por entre las mesas de Hufflepuff y Ravenclaw.
- ¡Mira qué decepcionados están todos! - dijo Lily elevando la voz por encima del alboroto, y señalando con la cabeza al resto de los alumnos de Beauxbatons.
«Decepcionados» era decir muy poco, pensé. Dos de las chicas que no habían resultado elegidas habían roto a llorar, y sollozaban con la cabeza escondida entre los brazos.
Cuando Alexandre Durand había desaparecido también por la puerta, volvió a hacerse el silencio, pero esta vez era un silencio tan tenso y lleno de emoción, que casi se palpaba. El siguiente sería el campeón de Hogwarts... Y el cáliz de fuego volvió a tornarse rojo; saltaron chispas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta McGonogall retiró un nuevo pedazo de pergamino.
- El campeón de Hogwarts es... - anunció con una sonrisa radiante, que achicó al instante que terminó de leer el nombre escrito en el pergamino.
- ...Romeo Riddle.Permanecí sentado, consciente de que todos cuantos estaban en el Gran Comedor me miraban. Me sentía aturdido, atontado. Debía de estar soñando. O no había oído bien. Nadie aplaudía. Un zumbido como de abejas enfurecidas comenzaba a llenar el salón. Algunos alumnos se levantaban para verme mejor, que seguía inmóvil, sentado en mi sitio. En la mesa de los profesores, el profesor Slughorn se levantó y se acercó a McGonogall, con la que cuchicheó impetuosamente. La directora inclinaba hacia él la cabeza, frunciendo un poco el entrecejo.

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Romeo & Julieta
RomanceUn amor imposible. Impensable. Incorrecto. Sin embargo, ninguno puede sacárselo de la cabeza. Los abuelos de Julieta fueron asesinados por Voldemort; Romeo, es nieto del mismo mago que lo hizo. Venganzas. Pasión. Aventuras. Descubrimientos. Enemis...