Cap. XI

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- ¿Que estamos esperando? - pregunté con impaciencia.

Se oyeron unos golpecitos en la puerta.

- Eso.

McGonogall se levantó y se dirigió a la entrada de su despacho. Mis padres aparecieron. Me hundí en mi asiento. Mi mamá parecía angustiada, pero mi papá... estaba enojado.

- Siempre es un gusto verlos, aunque sea en estas circunstancias.

- Gracias por llamarnos, Minerva.

Mi madre fue la primera en hablarme y en sentarse a mi lado.

- Hola, cariño.

- Hola, mamá.

Su tono siempre era dulce conmigo, sin importar que. Miré a mi padre, me miraba con un ensamble serio y en silencio. Tomó asiento a mi derecha.

- Bueno, como saben, el joven Riddle exhibió un acto de violencia con el joven Bletchey. Siendo su hijo el que atacó primero-

- Físicamente, sí - me defendí.

- ¿Que dices?

- Él insultó a mi madre y a mi tía, y me humilló frente a todos.

Mi padre pareció prestar atención.
- ¿Que dijo de tu madre?

Les conté todo: el periódico, los rumores, lo que había dicho de mamá, de Ginny, la intervención de Lily, la pelea, la llegada de McGonogall...

Luego de haberme escuchado, se los notaba menos molestos. Una sonrisa orgullosa se escapó de los labios de mi padre.

- Romeo, gracias por habernos defendido, pero de todas maneras, es tu actitud la que está en juego.

- Pero, ¡mamá, se estaban metiendo con la familia!

- Lo sé, pero lo harán siempre si ven que reaccionas así.

- ¿Y que, tiene que quedarse quieto mientras lo molestan? - intervino mi padre.

- Theo, los mismos impulsos que tiene son los mismos que tu tenías a su edad, los mismos que te causaron tantos problemas.

- ¿Estás insinuando que es mi culpa que sea así?

- No estoy diciendo eso. - esta debe ser la primera vez que los escucho discutir.              
- Lo que digo es, - se dirigió a mí.
- no podemos justificar tu reacción solo porque tenías la razón. Él estuvo mal, sí, pero tu estuviste peor, Romeo.

- Pues yo creo que estuvo bien. Todos a su edad le dimos algún que otro golpe a quien se lo merecía, pero no creo que deba ser una razón para echarlo del colegio.

- Es que esta no es la primera vez, señor Riddle. Lo lamento, pero coincido con su esposa, por más que al chico lo molesten, no puede estar reaccionado así, si eso hiciesen todos, ¡se armaría una batalla campal todos los días!

- ¿Y qué pasará entonces, profesora?

- Haremos una reunión, con los profesores, y decidiremos qué hacer. Su historial no lo ayuda, pero haré lo que pueda.

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