Educación Física

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Era un día seis de febrero cualquiera, y aún así, desde que el despertador sonó, Ele supo que algo bueno tendría.

Ese seis de febrero fue especial, verdaderamente.

Y no por una sola razón.

La primera de ellas: era el primer día seis desde el seis de noviembre que vería a su anónimo en el instituto.

Y, de alguna manera, celebrar cada mes el día en que ocurrió esa escena en la que le vio sonreír en persona por primera vez la hacía sentir como si aquello entre los dos fuese más real.

Como si no estuviese tan loca por amarle siendo quien era, sin conocerle de verdad siquiera.

Luego, la segunda razón estaba aún por venir, y probablemente sería una de las conversaciones que más gravadas quedarían en la memoria de Ele por el resto de sus días.

Así que, con ese buen humor con el que últimamente se despertaba gracias a las pastillas y/o al amor, se levantó y se fue al baño, dejando antes como siempre el despertador al lado de Erin.

Era miércoles, un miércoles soleado y con poco viento.

La casa de Ele desprendía cierto olor a humedad por las lluvias de los días anteriores, pero ese olor le gustaba.

Le traía recuerdos de su infancia, de correr con sus primos entre las hierbas mojadas de rocío las mañanas de domingo en que se habían quedado a dormir en el huerto de la abuela Frances, de estar mirando por la ventana las tardes de abril en que llovía como si jamás tuviese que volver a salir el sol, en que la niebla impedía ver más allá de su propio jardín.

Recordar esas cosas siempre la hacía sentir un poco mejor, como si recordarlas significase que no hubiesen terminado del todo.

Se vistió con sus mejores pantalones y una camisa negra básica.

Bajó a las escaleras a esperar a Erin y encendió su música.

Esos días tenía puesta una lista de reproducción con sólo cuatro canciones de System Of A Down.

Toxicity - System Of A Down.

La que en ese momento sonaba le gustaba especialmente mucho.

Era la primera de ese grupo que escuchó y había algo en ella que la hacía sentir muy cómoda.

-Vámonos -Erin pasó por su lado chocando su mochila contra la cabeza de Ele.

Un auricular se desprendió ligeramente de su oreja, cosa que en cualquier otro día la habría cabreado, pero justamente ese miércoles Ele no se alteró lo más mínimo.

Se levantó y salieron de casa.

-Hasta esta noche, recordad que hoy trabajo por la tarde -gritó Carla desde la cocina.

-Hasta esta noche -se despidieron.

Radio;Video - System of a Down.

Subieron al autobús y el conductor las saludó.

Erin pasó completamente de él y se sentó en el primer asiento vacío que vio, en cambio Ele trató de sonreírle y se fue a sentarse al fondo como siempre.

Entre el único pasajero adulto del bus y los gemelos, como siempre.

Esa mañana, pero, el chico solitario de los auriculares no estaba, aunque su asiento no estaba vacío.

En él se había sentado un chico que Ele nunca antes había visto, de cabello rizado, de un color casi rosado.

No era demasiado atractivo, pero tenía ese algo especial que llamaba su atención, aunque no era tan notorio como el de Jaden.

Cartas a un anónimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora