9- RESULTADO

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Hoy es martes.

Y probablemente te estés preguntando "¿Y qué tiene de interesante?"

Hoy iré al hospital de nuevo pero esta vez para retirar los resultados de mis exámenes ¿estoy aterrada? Mucho. No tengo idea de lo que pueda llegar a decirme Tom, incluso si es algo positivo.

Me he mentalizado todos estos años, he estado saludable, ¿Qué pasaría si vuelvo a caer?

Aún no tengo respuesta.

¿Qué puede pasar?

Aparte de todo, el pasado no es algo bonito de recordar. En mi caso, todo es gris, aburrido y monótono. Limitar mis actividades de ahora no es algo de lo que pueda darme el lujo, no después de lo que me costó llegar hasta donde estoy.

Y sí, soy egoísta. Egoísta por pensar en mí de vez en cuando, egoísta por no querer volver a estar sola y encerrada viendo como todos crecen a través del cristal de mi ventana, egoísta por querer ir por helado cada vez que quiera sin que me limite a una dieta o por que pueda desmayarme antes de llegar, egoísta por querer quitarme todo el peso que llevo y respirar el mismo aire que cualquier otro.

Egoísta por no pensar en mi familia y amigos al menos una vez.

No quiero volver a estar en una habitación Blanca los fines de semana, quiero comer una hamburguesa cada vez que así lo quiera.

Mi teléfono recibe una notificación y el sonido de esta me hace volver a la realidad.

De Cristina:

"ya está todo listo para que pases a recoger la moto".

"Muchas gracias Cristina, en veinte minutos estaré allá''.

Debo irme.

Tomo mis cosas y salgo de mi cuarto. Mamá no tiene idea de que compraré una moto, no quise decirle, por varias razones: ella es demasiado sobreprotectora y el solo pensar en mi manejando esa cosa se desmayaría y ella nunca pagaría por verme manejando una.

Pero sé que lo aceptará.

Dentro de unos diez años.

Pero en cuanto vi aquella moto celeste quise comprarla —sin importar que esta me deje sin ahorros —¿Y ya he dicho que no soy impulsiva, y que pienso todo muy bien?... pues ya no.

Me gusta más mi yo espontánea.

Le dije a mamá que antes de ir al hospital porque —supuestamente —debo comprar un par de cosas para la presentación de la banda la semana próxima y por eso me dejó frente a una tienda de decoraciones de fiesta —que justo está cerca de donde recoger mi nueva moto —y ella aceptó creyendo que luego Ariana me dejaría en las puertas del hospital.

Y se lo creyó.

Luego de llegar al lugar y encontrarme con Cristina solo tuve que organizar los papeles de la moto y ya era toda mía.

Subirme a esta por primera vez fue una emoción indescriptible, me sentí liviana, sentir el viento en mi cara mientras avanzaba por las pequeñas calles de mi ciudad fue simplemente terapéutico.

MAYA  [en corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora