•18•

17 3 0
                                    

•DESMAYO•

He pasado más tiempo de lo que quisiera aceptar en la enfermería del colegio. No es muy agradable estar aquí dentro, el lugar es bastante sombrío y deprimente. Hay horribles paredes color verde menta y techos tan bajos que con solo estirar un brazo puedo tocarlos.

Es sofocante estar aquí dentro y para una persona con problemas pulmonares — como yo — es aterrador.

Ya es viernes y se supone debería estar en clase de química. Mi clase anterior fue historia, clase que queda en el primer piso mientras que química está en el tercero. En mi escuela no hay ascensores pero tenemos un edificio de cuatro niveles donde solo se puede subir andando por las escaleras. Y allí estoy yo subiendo velozmente cada dos escalones para llegar al tercer piso antes de que sonara la campana.

Estaba consiente que ir a ese paso me iba a desgastar mucho pero ignoré lo obvio.

Que mal.

En mi defensa quiero agregar que la profesora de química no deja que nadie entre después de que suene la campana, y ya bastantes regaños he tenido yo por llegar tarde.

Pero es que me cuesta subir tan rápido.

Para mi fortuna Jenna y Ariana estaban conmigo y sí, me advirtieron.

"No vayas tan rápido que te puedes marear" dijo Ariana.

No le hice caso.

Apenas en el segundo piso caí.

Iba con un poco de conciencia todavía, cuando escucho las voces de mis amigas por lo bajo.

"¿Maya, estas bien?"
"Necesitas descansar un poco"
"Toma un poco de agua"
"Hay que llevarla a la enfermería"

Mis sentidos estaban fuera de mí, no me moví, no podía ver con claridad por el mareo.

También tenía ganas de vomitar.

Sentía un poco de ardor en las rodillas por el pequeño impacto que recibieron al caer al suelo.

Un chico se nos acercó para ver lo que sucedía y al verme en el suelo fatigada se ofreció para llevarme a la enfermería.

Y aquí estoy, otra vez, la enfermera de seguro ya está harta de mí. La señora Gladys me conoce desde hace mucho tiempo y en este tipo de casos sabe exactamente que hacer.

— Te he dicho mil veces que no subas corriendo las escaleras, niña — me regaña otra vez — ¿qué hubiera pasado si estuvieras en un escalón y no entre pisos?

Gladys en una mujer de al menos unos cincuenta años, la conozco desde hace mucho, pues lleva al menos unos veinte años trabajando aquí. Arrastra un taburete y lo deja frente a mí para luego tomar una bandeja con implementos para curar los raspones que me hice.

— ¿hubiera rodado por las escaleras? — bromeo, a ella no le gustan mis comentarios "graciosos" dice que son un poco toscos y que no le hacen gracia.

Gladys lleva una bolita de algodón cargada con agua oxigenada a mi rodilla, en ella hay un poquito de sangre seca, es un raspón pequeño pero es necesario limpiarlo. El líquido arde un poco sobre mi piel pero es algo que puedo aguantar, cuando termina de limpiar toda la herida repite el procedimiento en la otra rodilla.

— tuviste suerte de ir acompañada.

Al final me ha dejado quedarme en la enfermería al menos hasta que acabase esta clase. También me ha dado de regalo una de esas paletas que guardan los doctores para sus pacientes. Esta vez me ha tocado una de uva.

MAYA  [en corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora