MAYA [en corrección]

•21•

•VENTA DE GARAJE•

Mi cuarto está hecho un desastre, busco en mis cajones y estanterías objetos que pueda llevar para la venta, he buscado una caja para llenar de cosas, por ahora llevo algunos libros, un reloj despertador y algunos pares de zapatos que ya no uso tanto.

Cuando llego a casa de Jenna ya todos están allí, hay varias cajas en medio del mini salón.

—Hey — digo saludando a todos.

Mis amigos me saludan de regreso y empezamos a sacar las cosas de sus cajas, organizamos todo, las prendas de ropa, los accesorios, objetos de decoración, incluso tenemos un dron que trajo Eddie.

— ¿Ya saben dónde harán esta venta? — pregunta la mamá de Jenna.

—pues, esperábamos hacerla aquí — menciona su hija.

— ¿por qué no van a la feria del centro? Tienen más posibilidades si van.

A unas calles de aquí hay un parque donde hay muchos puestos al aire libre, allí venden de todo.

Cuando digo de todo es de todo.

— ¿cómo hacemos para vender allí? — pregunta Kev.

—Pueden ir allí y hablar con los organizadores.

No lo dudamos antes de subir al auto e ir hasta allá.

Hace mucho no visitaba este parque, no he vuelto desde hace como cuatro años. El lugar no ha cambiado mucho desde entonces. Un parque bastante grande lleno de naturaleza en medio de la ciudad. Está cubierto de palmeras y algunos árboles frutales como mango o naranjas; en medio de este hay un pequeño lago lleno de patos, recuerdo que de niña me gustaba tirarles pan.

Para llegar a la zona de los bazares no es tan complicado, están prácticamente en la entrada del parque. Hay al menos unos veinte puestos de venta, algunos venden frutas y plantas mientras que otros venden antigüedades.

No sé a quién debemos dirigirnos para poder vender aquí, cada uno va por su lado a ojear los puestos. Yo llego con un señor bastante mayor que está sentado frente a un caballete de madera, está tejiendo lo que parece ser un collar. Es bastante impresionante la agilidad con la que anuda los hilos y crea patrones.

— ¿te gusta algo de lo que ves?— me pregunta cuando nota mi presencia.

— usted tiene un hermoso talento — digo sincera — ¿cuánto cuesta este pequeño brazalete? — señalo a su izquierda donde hay un brazalete que llamó mi atención, tiene un lindo patrón de olas en colores tierra y azul.

— tres dólares, si me la compras te puedo dar otra pulsera gratis.

Tal y como dijo me regaló una gratis, esta era de hilos color rosa con margaritas. Le di las gracias pero antes de irme le pregunté...

— ¿sabe usted con quién debo hablar para vender aquí?

— Debes hablar con Luciana, ella es la organizadora, puedes encontrarla en el puesto trece, está allí todo el tiempo.

Le di las gracias otra vez y me fui. Cerca de allí estaba Ariana en un stand lleno de cámaras.

— ¡Maya, no te muevas! — me grita. Hago caso a su extraña petición mientras me apuntaba con una pequeña cámara digital.