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N/A: Para interactuar un poco.
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***

Aunque digan que el avión es el medio de transporte más seguro yo le sigo teniendo miedo, puedes tener un accidente en carro y seguir con vida, en cambio, un avión no tienes oportunidad.

Mi virginidad es algo que pretendo mantener intacta durante estas vacaciones.

Ja.

Envié el mensaje a mi madre y mordí mi labio inferior. 

Le había avisado que acababa de llegar y estaba esperando por mi padre, mientras ella en lo único que pensaba era en que yo debería tener relaciones. 

Algún día quiero nietos, solo eso te voy a decir.

Respondió y puse los ojos en blanco.

Prometo llamarte más tarde. Besos. Te amo.

Me respondió al instante.

Yo también te amo mucho.

Guardé el teléfono en mi bolso en lo que un auto estacionaba a mis pies. De él, bajó una pareja.  Al instante reconocí a mi padre y corrí a sus brazos. En un salto mis piernas rodearon su cintura y me dio vueltas en el aire, sin dejar de abrazarme.

—¡Papá! —chillé con el rostro escondido en su cuello— Te extrañé mucho.

—Como has crecido, —habló para y puse los pies nuevamente en el suelo— Yo también te he extrañado, muchísimo. 

Me aparté a echarle un vistazo, se mantenía igual que siempre con algunas canas por la edad, pero con el mismo brillo en sus ojos color café, yo me parecía a él, no saqué mucho de mamá.

La mujer era bonita de unos cuarenta y tanto, tenía el pelo muy oscuro, sus ojos claros te transmitía mucha confianza, por la descripción de mi padre ella debería ser Cristina, su nueva pareja.

—Deseaba conocerte —su boca se amplió en una sonrisa y luego me dio un caluroso abrazo—. Eres preciosa, mirarte, ¿Cuántos años tienes ya?

«Amable»

—Casi cumplo dieciocho — sonreí y pasé un mechón de cabello por detrás de mi oreja. 

Definitivamente, extrañaba a mi padre. Hacía mucho tiempo que no lo veía. La idea de vivir con él no me desagradaba, lo que no quería era tener que convivir con mis supuestos hermanastros, no tenía nada contra ellos, pero no soy mala si se trata de amigar. Según me contó mi papá eran dos Scott y Diego si mal no recuerdo.

—Creí que solo vendrías dos meses —bromeó con mi equipaje y lo fulminé con la mirada.

Luego que papá guardarás las maletas entramos en el auto Cristina se sentó en el puesto de copiloto, yo me acomodé detrás con las manos en mi regazo y me puse a jugar con mis dedos, estaba...

¿Nerviosa?

Tenía un nudo en mi garganta, sin saber el motivo.

Bueno si sabía, la idea de conocer a los chicos me asustaba. Tener que convivir con ellos más. 

Era un silencio incómodo hasta que mi papá arrancó y comenzó hablar.

— Nat, como bien te conté Cristina tiene dos hijos el menor se llama Diego, tiene quince años, te caerá muy bien, sé que serán muy buenos amigos. Es muy parecido a ti.

Eso espero.

—Me parece bien —puse mi boca en línea fina, en lo que seguía jugando con mis uñas.

No Sonrías ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora