🌼15.- Furia femenina y hombres. 🌼

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Tuve una segunda cita con Stephen, el doctor de mi mamá, que fue peor que la anterior porque tuvo la suficiente confianza para confesarme que tiene un fetiche con los pies

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Tuve una segunda cita con Stephen, el doctor de mi mamá, que fue peor que la anterior porque tuvo la suficiente confianza para confesarme que tiene un fetiche con los pies. No sé cómo pero siempre atraigo a hombres extraños o tan perfectos que parecen hechos de cartón, no hay punto medio. Me invitó al cine y en su casa ni siquiera fingió querer coger conmigo como un ser humano normal, sólo me pidió que me quitara los zapatos y yo lo hice (no sé por qué)  y olió mis pies como si estuvieran cubiertos de una fragancia exquisita y dijo:

—Amo cuando huelen a sudor.

Asentí como si me hubiera dicho cuál era su postre favorito y no hubiese dicho que me olían mal los pies. No supe que decir, él empezó a lamer mis pies y yo sentí cosquillas mientras me tocaba y ahora que lo recuerdo alguien debería de darme un premio por lograr alcanzar orgasmos en las situaciones y posiciones más extrañas. Mi imaginación es muy vívida. Soy una guerrera. 

Comparando a Stephen y Jake, la verdad es que prefiero a Jake. Es fuerte y me trata como si fuera una zorra cualquiera y me provoca algo de morbo eso, ¿Qué puedo decir?, de igual manera no me agrada y cada que llego al orgasmo y toda la excitación se esfuma lo miro y siento lástima por mí. 

Jake es cariñoso, eso no lo niego, pero quizá es demasiado pesado conmigo. Su humor me ofende. Siempre anda tocándome los pechos como si fuera un médico haciendo una inspección y me da nalgadas con fuerza y eso me molesta (¡Lo hace con demasiada fuerza!)y cada que lo hace lo reprendo y le digo que me duele, él nunca me toma en serio y yo me molesto y salgo de la habitación. 

Él no es ávido a pedir perdón o lidiar con mujeres enfadadas. Simplemente no lo hace. Sé que no le agrado cuando me pongo en ese plan, pero no me importa. Los días pasan y él sólo me recoge del trabajo y yo, lejos de tener dignidad, subo a su camioneta.

—No volverá a pasar—promete como forma de disculpa y me entrega un regalo que no parece para mí si no para otra mujer completamente diferente; Una que se ha hecho en la cabeza, con pedazos e ideas que seguramente ve en la pornografía y en las películas dirigidas para tipos como él. 

Veo ese vestido pegado, corto y horrendo y lo miro a él, esperando que sea una broma.

—Está bien que me vista con ropa corta cuando hace calor pero esto es totalmente diferente. Con esto cualquiera puede verme el útero si quiere.

EL FATÍDICO AÑO EN EL QUE ME ENAMORÉ DE UN SACERDOTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora