🌼30.- Bar y Nick. 🌼

79 7 4
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El verano está terminando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El verano está terminando. Nathaniel y yo nos seguimos viendo casi todos los días en su casa cuando el sol cae. Yo quisiera quedarme por siempre en mi neblina embriagadora de placer y amor, pero esta no hace más que desaparecer al amanecer. No me protege cuando mi piel toca el sol.

Cada día que pasa pienso más y más en nosotros, es como una maldición. No puedo dejar ir esta culpa que me carcome por dentro al estar con él, lo adoro pero me está matando porque cada domingo lo veo dar misa y luchar contra sí mismo para no verme directamente. En las reuniones después de misa Eloise nos ve fijamente como buscando pruebas de algo de lo que no está segura y eso debería aterrare pero no lo hace. No sé que me pasa.

Creo que el hecho de que Olive esté aquí me está afectando demasiado, no paro de compararme con ella, con su vida y su relación perfecta, la forma en la que su novio la adora sin remordimientos ni culpa ni secretos. Tan libre. Y ver eso en contraste con lo que tengo con Nathaniel me hace sentir terrible. Además no puedo decírselo porque él no soporta escuchar exigencias o reclamos de mi parte.

—¿Crees que es fácil? ¿Crees que no quiero correr hacia ti todo el tiempo cuando estás cerca?—me pregunta Nathaniel cuando le admito mis dudas—Pero tú lo dijiste; Los dos sabemos que esto no terminará bien y que no terminaremos juntos. Lo sabemos y tú misma lo dijiste y ahora... ¿Ahora todo cambió de repente?

—No es de repente.

—¿Entonces?

—Sólo quiero normalidad—admito.

—No puedo dártela.

Asiento y él me mira con culpabilidad.

—Agnes, si esto te hace tanto daño creo que deberíamos...

—No, no, estoy bien, sólo... estoy pensando en voz alta—murmuro y miro el techo después de un rato en silencio—No sé que me ocurre, quizá estoy a punto de tener mi periodo.

Él asiente dando el tema por zanjado y me da un beso para después levantarse e ir al baño. Veo su espalda desnuda y pienso que nunca será del todo mío y yo nunca seré del todo suya. No ante el mundo.

EL FATÍDICO AÑO EN EL QUE ME ENAMORÉ DE UN SACERDOTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora