Agnes se ve forzada a vivir de vuelta en su pueblo natal, en donde sigue viviendo su increíble y atractivo ex novio y ahora sacerdote llamado Nathaniel.
Él no quiere ni puede permitirse caer en tentación.
Ella no puede ni quiere darle paz y alivio...
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Estoy tan enamorada.
Cuando estoy con Nathaniel nunca puedo escuchar las advertencias estridentes de las voces en mi cabeza gritando que no debería de estar entre sus brazos pero es que me gusta y lo amo tanto que esas voces se transforman en pajaritos cantando alegremente y conejos saltando por el bosque mientras bailo y salto por todos lados totalmente obnubilada.
Y cuando voy a su casa llueve porque es época de lluvias fuertes, el fin oficial del verano, y pienso que quizá debería de parar con todo pero no puedo y simplemente me quito la chaqueta y sacudo la sombrilla y él toma mi cara entre sus manos y me besa y yo sonrío como una estúpida.
En serio, una fuerza mayor a mí misma me posee y mueve mis piernas y mis manos y de pronto tropiezo en su cama y cuando mis piernas empiezan a temblar y toco mi frente secándome el sudor tomo consciencia, como si se encendiera un foco en mi cabeza, de lo horrible que es todo esto pero entonces él me besa y todo se oscurece de nuevo.
Todo es perfecto e increíble.
Mi mamá me dijo que todas, junto a Nathaniel y Olive, están organizando un festival para festejar Halloween. Yo le digo que es una increíble idea y que me anote a lo que sea que quiera que haga.
Mi padre me pide que haga cosas en la graja y yo pienso que es una gran forma de aprender nuevas habilidades.
Y en mi nuevo trabajo soy Miss Sunshine, alegre, contenta, encantada e interesante.
Me veo al espejo del baño de profesores y tengo esa sonrisa estúpida imposible de quitar con ese brillo en mis ojos; Se me nota el amor en cada parte del cuerpo y eso me embellece. He intento hacerme fea, quitar el rosa de mis mejillas, el brillo, todo eso, pero no puedo. Alzo y bajo la cabeza como si estuviera en un concierto de rock para despeinarme, hacerme horrenda y dura, pero solo parezco más despreocupada y feliz.
Y me encuentro tarareando canciones de amor en la sala de descanso, mientras Nick me aconseja sobre cómo mantener a raya a los adolescentes:
—No dejes que te tomen la medida, siempre sé firme. Si dejas que se rían de ti un solo momento así va a ser por siempre. Ten un corazón enorme pero no a la vista.
