🌼37.- Wendy Darling y Peter Pan.🌼

59 7 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Miro la sangre en mis pantaletas y dejo caer mi cabeza contra mis manos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Miro la sangre en mis pantaletas y dejo caer mi cabeza contra mis manos. Que bien, lo que me faltaba. Ni siquiera recordaba que hoy venía mi periodo, así que evidentemente no tengo tampones en mi bolso y faltan varias horas para salir del trabajo. Tomo papel y lo enrollo hasta hacer una compresa lo suficientemente gruesa para el baño de sangre y mientras hago eso escucho que un par de profesoras entran hablando y riendo. Yo me asusto y como por inercia y memoria muscular de la adolescencia, en donde me escapaba de las clases y me escondía en los baños, subo las piernas contra la puerta para que no sepan que estoy ahí y casi me rio de mí misma. Ahora soy adulta, soy profesora. No tengo que esconderme.

El día trascurre con normalidad, los adolescentes son adolescentes, la literatura es literatura y yo sigo siendo la persona más miserable del mundo.

En el atardecer cocino y como con mi papá, que me ruega que hable con Felicity y resuelva las cosas. Yo le pido perdón a él por haber discutido con Felicity de esa forma y por la forma en la que le hablé y después lo abrazo con fuerza.

Mamá está dormida. Todo el día de ayer y hoy ha estado dormida y en cama. 

Yo me doy un baño largo hasta que mis dedos parezcan pasas y toda mi piel huela a lavanda. 

Al salir del baño me encuentro con mi mamá esperándome sentada sobre mi cama. Yo quiero negar con la cabeza pero ella me hace sentarme a su lado.

—Tranquila, no te pediré que hables con Felicity—me dice y yo asiento algo aliviada—Agnes...,  algún día voy a morir y espero que eso pase en muchos meses pero pronto va a pasar y es tonto pensar que no. Va a pasar y quiero que sepas que yo estoy bien con eso. Estoy en paz, te lo juro. Por favor no te tortures más, cada que quieras llorar o estés preocupada por mí piensa que yo vivo una vida increíble. Tengo un esposo sombroso que me adora, hijos perfectos, nietos maravillosos, estoy rodeada de amor y cuidados. No te sigas torturando. Soy feliz, muy feliz, y sí, quizá querría haber vivido más, estoy nostálgica, sensible, a veces de mal humor porque sí, le tengo miedo a morir como cualquier ser humano en el mundo, pero estoy en paz con eso. Quiero que tú también estés en paz.

—¿Cómo puedes pedirme eso? No, no estoy en paz. Nunca lo estaré.

Ella me sonríe y yo estoy a punto de llorar.

EL FATÍDICO AÑO EN EL QUE ME ENAMORÉ DE UN SACERDOTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora