🌼35.-Felicity y daño.🌼

86 7 3
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El amanecer me deslumbra y me hace despertarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El amanecer me deslumbra y me hace despertarme. Nunca antes había vivido un amanecer en su habitación, nunca hasta hoy. Estoy desnuda con su brazo sobre mí. Tapo mis ojos y me volteo para poder seguir durmiendo cuando su alarma empieza a sonar.

—No—chilla él despertándose y apagando su reloj para después abrazarme con fuerza contra él—Hay que dormir más.

Me duele la cabeza ligeramente gracias a la resaca y tengo sed, no bebí demasiado pero aún así tengo resaca. Que horror. 

Suspiro y me quedo dormida por un rato más hasta que despierto porque Nathaniel pasa sus dedos por mis mejillas, mi nariz, mis labios, con suavidad y tranquilidad y yo lo miro con una sonrisa. Sus ojos brillan, su piel es blanca pero está algo bronceado. Su barba oscura es increíble, corta, al ras. Cuando me besa siento como me raspa con gentileza y cuando lo hace con fuerza mi cara queda algo roja después por el roce. Él nota que estoy a punto de llorar por alguna razón y me abraza con fuerza, como si pudiese unir los pedazos de mí y juntarlos con su calor.

No sé que será de mí el día en el que me deje, no puedo evitar pensarlo. En mí con el corazón roto y el suelo congelado deseando que vuelva a mí, que me de una razón por la cuál no me elige a mí en vez de esta vida. Entiendo que le guste, en serio, lo entiendo, pero no entiendo cómo puede gustarle más que lo que tenemos, esta conexión profunda e incomparable, totalmente dorada y brillante.

—Te amo tanto—confieso—Tanto.

Él me repite que también me ama mientras me besa, pero que tiene que irse.

—Te amo—me dice—Agnes, te amo.

Asiento y él se despide de mí para ir al baño a darse una ducha.

De vuelta a casa, con el disfraz de anoche y dando el famoso "paseo de la vergüenza", me quito los tacones para caminar más cómodamente mientras pienso en lo bien y mal que me siento a la vez. 

Cuando llego a casa veo que Archie está esperándome en el porche. Me dice que mamá ha estado adolorida toda la noche pero que insiste en que está perfectamente bien; Se niega a ir al hospital y le grita a quien intenta llevarla al auto o a punto de llamar a una ambulancia. Mi corazón salta como loco y corro dentro y escaleras arriba.

EL FATÍDICO AÑO EN EL QUE ME ENAMORÉ DE UN SACERDOTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora