🌼36.-Lenguaje y nevada.🌼

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—Estás muy callada—me dice Nate y yo asiento

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—Estás muy callada—me dice Nate y yo asiento. Tiene razón.

—El trabajo—miento riéndome—No estoy acostumbrada a soportar adolescentes. Los niños me caen mejor, tienen esa inocencia y curiosidad que me agrada. Los adolescentes también, pero están llenos de odio y críticas, son muy extremos, todo es blanco o negro, nunca gris. La vida no es así—esto si es verdad, tengo alumnos descarriados y enojados que se ríen de mí o de mis ganas de enseñarles.

—Ya aprenderán—me sonríe acariciando mi mejilla.

—¿A ti te agradan? Digo, cuando les das clases de catecismo y esas cosas.

—Sí, la verdad es que sí me agradan, son buenos chicos y chicas.

—Dudo que te lancen dibujos de ti desnudo con unas tetas enormes y abierto de piernas con un montón de penes peludos alrededor—me burlo acariciando la almohada debajo mío. Sus sábanas son increíblemente suaves. 

—¿Hicieron eso?

Le quito importancia con la mano y miro al techo.

—La verdad era un gran dibujo, tienen talento, eso debo de admitirlo—me encojo de hombros riéndome y él niega con la cabeza.

—A veces pueden ser muy crueles y grotescos.

Es verdad, cuando era adolescente era más grotesca de lo que soy hoy. No tenía límites algunos, si es que ahora los "tengo". Era salvaje, indómita, completamente fuera de cualquier molde, eso me hacía discutir muchísimo con mi mamá. Mis comentarios crueles la hacían enfadarse y entristecerse, pensaba que yo creía que toda mi vida estaba muy por debajo de mis expectativas, siempre quise más. Ella lo entendía, pero intentaba guiarme a través de la vida con consejos sabios y yo detestaba eso. Quería elegir por mí misma, aunque fuese un error. Pronto las dos entendimos que teníamos que dejar ser a la otra e intentar entenderla.

Desearía haberme dado cuenta de eso antes, desearía no haber sido tan rebelde y alocada, desearía haber pasado con ella más tiempo. Quizá por eso abandoné toda mi vida en Boston, para no sentirme tan terrible cuando ella me deje, para que pueda formar la idea nítida de ella como persona en mi cabeza, para memorizarla por completo. Antes sólo la veía como mi mamá, hoy la veo como mujer, como persona completa, ajena al lazo que la une a mí a través de la sangre y el amor.

EL FATÍDICO AÑO EN EL QUE ME ENAMORÉ DE UN SACERDOTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora