Capítulo 5 - El palacio del padre de todo

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ㅤ ❛❛ C A P Í T U L O 5 ❜❜

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• ˏ ˋ Jamás creí ver algo así ˎˊ ˗

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—¿Cómo es eso que me anduvieron buscando? Explíquenme ¿Cómo me conocen?— Yo me mostraba muy confundida, no sabia como ellos sabían de mi, pero, me daba mucha curiosidad—Anda, dime...

Comienzo a pinchar el brazo del rubio mientras el pelinegro rueda los ojos.

—Lo siento, no puedo decirte nada hasta que lleguemos a casa, ahí padre te dirá todo lo que quieras saber, te lo juro, peque.

—Pero... ¿Al menos puedo saber sus nombres no? Es que tengo mucha curiosidad por saber.— Yo seguía de curiosa, mientras nos rodeaba miles de lucecitas de colores.

—Pero que curiosa que eres... — Respondió el pelinegro meneando la cabeza en mi dirección, iba a decir algo mas pero la luz desapareció llevándonos aun tipo de sala observatorio, era hermoso. 

—Esto es hermoso... ¿Dónde estamos? Siempre quise viajar a algún lado del mundo, ¿En que pais estamos?— Ambos sujetos se comenzaron a carcajear en mi cara, reían de manera desenfrenada sobre lo que había dicho. — ¿Que? ¿Qué dije?

—No... no es un país, es...— El rubio fue el primero en abrir la boca para hablar pero no pudo continuar porque no aguantaba la risa.

Una cuarta persona estaba con nosotros, llevaba una armadura dorada y sostenía una espada entre sus manos, no traía y el yelmo sobre la cabeza por lo que pude ver que era mayor y de test morena, tenia los ojos particulares, aquel extraño carraspeo viendo a los dos hombres que me habían traído con ellos.

—Discúlpalos Hanna, a veces se olvidan que son los mayores y deben deportarse bien...— ¿Los mayores? ¿Mayores de quien? En si, si se notaban algo maduritos, ya grandecitos, por lo que ciertamente burlarse de una niña de 18 era ridículo.

—Pero es que si fue gracioso, comparo nuestro bello Asgard con un país de los midgardiano, pero bueno, Heimdall tienes razón. Bueno...— El rubio se giró a verme con una amplia sonrisa.— Es hora de que veamos a padre, madre estará feliz, ¿Verdad Loki?

Gire para ver al pelinegro en cuanto el rubio le hizo la pregunta, tenía la intriga de ver como iba a reaccionar, en la cara del pelinegro se dibujó una amplia sonrisa mientras asentía, tras esto se llevó las manos a la espalda y adoptó un porte más serio.

—Deberíamos ir al palacio de una vez.— comento el pelinegro con voz desinteresada.

—Si, me parece lo correcto.— Dicho eso nos despedimos de aquel hombre moreno con armadura dorada y nos embarcamos rumbo al palacio que habían mencionado, ciertamente me emocionaba mucho saber que iríamos a un palacio.

Al salir de aquel pequeño cuarto o sala tipo observatorio mis ojos se ampliaron de sorpresa tras ver la majestuosidad que había frente a mi el lugar era dorado por completo parecía que el lugar estuviera bañado de oro, absolutamente todo era de lo mas majestuoso, tenia jardines completamente verdes, de surcos de agua cristalina, edificios majestuosos, yo mientras avanzaba observaba todo con la boca abierta, es que estaba muy sorprendida, jamás en mi vida había visto algo así. 
Mis dos ángeles guardianes, porque si, así les había puesto tras sacarme de casa. Ellos me guiaban por un sendero de piedra a juego con el lugar, subimos por unas escalinata hasta conducirme a un gran e inmenso castillo, el ingreso estaba custodiado de guardias con uniforme dorado los cuales al ver a mis guías se apartaron de la puerta concediéndonos el acceso dentro del palacio, al ver el interior estuve mucho mejor, era realmente majestuoso el interior del palacio.

Señora BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora