0;03

2K 249 185
                                    

Las mejores personas llegan sin buscarlas.
—Anónimo.

Las manecillas del reloj imaginario en la mente de Chuuya lo estaban sacando de quicio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las manecillas del reloj imaginario en la mente de Chuuya lo estaban sacando de quicio.

Llevaban todos ahí cerca de dos horas seguidas con preguntas que le parecieron sacadas de un libro de texto barato. Preguntas como “¿Qué es el arte para ti?” Completamente irrelevante.

A más de uno se le veía la cara de agobio mientras el castaño seguía preguntando cosas y anotando las respuestas.

—Dazai... —habló la amiga del castaño, pero no por eso menos aburrida, con un tono adormilado. —¿Ya acabaste?

—Realmente voy a la mitad.

Todos exhalaron profundo al unisono.

—Yo me voy ya, tengo más vida que esto. —comentó Ranpo como quien habla sobre el clima, realmente no tenía pelos en la lengua al momento de expresarse. —Si, tómalo como quieras, Dazai, tus entrevistas aburren. Deberías cambiar las preguntas por algo más interesante.

Todos asintieron confirmando sus palabras, Dazai quedó atónito.

—La verdad es que una que otra pregunta son rescatables —le secundó Chuuya, mirándolo con los ojos entrecerrados. —,pero son una minoría.

—Bueno, él ha comentado que es un estudiante aún, no deben amedentrarlo de esa forma. —intentó interferir el chico albino. Dazai por su parte lo vio con esperanzas de que fuera el único que no se aburrió de su trabajo, lo cual entendió perfectamente y decidió aclararlo. —No se esperance tanto, no me gustó su trabajo, lo siento. —se disculpó con una reverencia.

Dazai no era alguien a quien le afectara mucho si sacaba una mala nota o si no hacía bien alguna cosa, le importaba tan poco que siempre se justificaba con el dicho de que todos somos humanos y todos cometemos errores, así que esto no era diferente. Pero que todos estuvieran de acuerdo en que lo hizo fatal era diferente...

—Bien, yo sé la solución. —habló dirigiéndose esta vez a Chuuya, quien alzó una ceja corroborando que no entendía de lo que hablaba. —¿Tienes una linda ventana por aquí, de preferencia en el quinto piso?

La sonrisa calmada del chico lo hizo vacilar durante unos segundos en los que por poco aclaraba que su casa ni siquiera llegaba al tercer piso, pero luego su cabeza hizo click deteniéndose al notar la clara intención de un intento de suicidio (aunque no sabía si de una broma se trataba).

Todo el mundo calló cuando su amiga agarró el hombro de Dazai con un cansancio en su rostro muy notorio, en el que estaba escrito "hoy no, amigo mío".

—Pero la casa de Chuuya-san no llega al quinto piso... —dijo entonces Atsushi.

Akutagawa y Chuuya se golpearon la frente con la palma de su mano.

| GRAFFITI | SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora