Toda noche por más larga y sombría que parezca, tiene su amanecer.
—William Shakespeare.—A veces siento que me paso de amable. —se queja Chuuya mientras va tecleando como oficinista a quien le dicen que ha pasado la fecha para entregar un documento. Que, tal vez era así.
Cada vez que tocaba la tecla de espacio lo hacía con más fuerza que la anterior, siendo honesto, tal vez llegaría a un punto en el que rompería el teclado y tendría que llevar a repararlo.
Lo peor de todo es que Chuuya no se podía concentrar, su pierna inquieta era prueba de ello, sus manos heladas también. Cuando Dazai le pidió que le ayudara a terminar su proyecto -sin importar cómo le quede, luego le daría una chequeada- supo que no era una orden, como todas esas molestas que suele hacerle. No, Chuuya supo que se trataba de un favor que bien podría no aceptar y dejarlo a su surte. Pero no tenía corazón para ello.
Porque trabajó tan duro estas últimas semanas. No por Dazai, sino por esfuerzo propio.
Pero ahora, mientras escribía en la computadora portátil, seguía esperando una llamada o un mensaje de Dazai, de Kouyou o incluso de Ranpo.
Cuando Dazai le pidió el favor, vio miedo clavado en sus ojos. Eso le aterró, helando su sangre y desgarrando su corazón.
Un mensaje llegó y Chuuya se aproximó al móvil más rápido de lo que pensó que alguna vez lo haría. Pero, solo era su mente maquinando a mil por hora, porque el mensaje era de su prima, la hija de Kouyou.
—Chuuya, deja de teclear tan fuerte, no puedo dormir. —se leía en la pantalla de su chat abierto.
Chuuya suspiró y se levantó de su asiento, en algún momento estaba parado frente a aquélla puerta de su primita. Estaría bien si se permite un descanso de cinco minutos y habla un rato con ella, ¿verdad?
Sus nudillos tocaron suavemente la madera que tenía un lindo decorado -hecho por ellos- en el que se leía el nombre de la chiquilla. Kyouka Izumi, decía allí.
—¿Se puede? —Chuuya esperó respuesta pegando su oreja izquierda para comprobar si ella le hablaba. Así fue. Abrió la puerta con lentitud, como si temiera despertarla, a pesar de que lo hizo hace varios minutos, o desde que llegó, mejor dicho. —Perdón por la intromisión.
—Chuuya, ¿estás entregando tarde una de tus tareas otra vez? —ella atacó apenas entró y él soltó un quejido por lo rápida que es para ser directa.
—Algo así... —Chuuya se defendía mientras peleaba contra la oscuridad del cuarto. A ella no le gusta ver prendida la luz tan noche, y Chuuya respeta eso, pero sus ojos no. Entonces chocó con algo.
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| GRAFFITI | Soukoku
FanfictionNakahara Chuuya es conocido como "el rey del arte", lo que atrae a un chico periodista quien investiga un caso en particular. Nakajima Atsushi, el chico que se ha enamorado de quien no debía. Yosano Akiko, quien no desea que su amor acabe siendo un...