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La soledad es el lugar más seguro que conozco.
—Edgar Allan Poe.

—¡Ranpo Edogawa! —llamó un oficial de policía entrando bruscamente a la oficina privada de Ranpo

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—¡Ranpo Edogawa! —llamó un oficial de policía entrando bruscamente a la oficina privada de Ranpo. Sin ninguna pizca de remordimiento por entrar sin permiso y por la mirada de molestia que el menor le dirigía, él le informó. -Tenemos un caso para ti, por favor, haz el favor de tomarlo por nosotros.

—¿Eh? —lo miró consternado. —No quiero.

Dijo simple mirando al policía con una ceja alzada mientras pasaba por toda su boca un dulce de limón que calaba hasta la nariz del oficial.

—Déjate de bromas. Es la quinta vez que rechazas un trabajo y por eso mismo, más la situación del museo, ya no tenemos más personal disponible. —el hombre relativamente mayor, lo miró fijo esperando alguna reacción en el contrario, solo indicando que tomara las hojas de papal que le extendía de forma débil.

Ranpo suspiró.

—Supongo que todos los que quedan son tan incompetentes que debías venir a mí, ¿no Minoura? —dijo burlón Ranpo dándole vuelta al tablero de un juego de ajedrez imaginario que comenzó desde el momento en que llegó a la comisaría buscando un trabajo, el cual le dieron apenas resolvió un caso, sin siquiera ser autorizado; que resultó ser el caso en el que Minoura llevaba trabajando por algunos meses. —¿De qué es?

Dijo tomando de un movimiento las hojas que le extendía y leyéndolas de un golpe. Ranpo abrió los ojos dejando ver sus joyas esmeralda, y luego Minuora habló.

—¿Lo tomas? —le preguntó por amabilidad de ser mayor que él, porque haría que tome el caso bajo cualquier costo. De todos modos, fue gracias a él que sus hombres estaban todos ocupados y durmiendo cuatro horas al día.

—No. —dijo pensativo. —O sí. —el juego de palabras le hizo doler la cabeza a Minoura. Cómo odiaba los juegos mentales de ese chico.

—De todos modos lo tomarás.

—Eso quise decir. Pero hay una falla aquí —lo miró serio con sus ojos entrecerrados nuevamente. —Yo no peleo, solo deduzco. Y obvio se necesitará a alguien que pelee si encuentro al culpable.

—Eso lo sé, maldita sea, no por nada te vine a pedir que tomes el caso. —Minoura apretó los puños, hacer que Ranpo tome un caso era un trabajo que nadie en la comisaría quería hacer y que siempre se lo dejaban a él. —Te acompañará Sakunosuke.

—¿No era él el encargado del caso del museo? -interrogó. —¿Siquiera está durmiendo? Deberías dejar que un novato que sepa pelear me acompañe, por ejemplo, los que están haciendo sus pasantías.

—No tenemos permitido que alguien de ellos trabaje más de cinco horas al día. Aunque creo que hay un novato que está disponible, haré que sea tu ayudante.

—Ayudante no. El mejor detective del mundo no puede tener-

—Me importa una mierda, mi cerebro no procesa para buscar otra palabra que no sea ayudante. —dijo encrispado Minoura, sus palabras eran verídicas. El trabajo ha estado algo más agitado de lo usual desde la obra en el museo de hace dos semanas. —Solo trata de asegurarte de no espantarlo.

| GRAFFITI | SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora