Ojalá coincidamos en otras vidas, ya no tan tercos, ya no tan jóvenes, ya no tan ciegos ni testarudos, ya sin razones sino pasiones, ya sin orgullo ni pretensiones.
—Charles Bukowski.—¡Atsushi-kun, espera! —grita Ranpo para detener al chico que está a nada de alcanzar, pero que debido a su deficiencia física, no es capaz de lograr. —¿Puedes por favor ir más lento?
El otro chico, al que está siguiendo, le da una mirada enojada, nunca lo había visto con tanta ira en su ser. Por lo general, cualquiera que conozca a este chico podría decir con total certeza que se trata de uno muy cálido y amable, dispuesto a las demás personas. Y nunca, pero nunca en la vida podrían imaginarlo en una condición como esta.
—Ranpo-san, deja de seguirme. —le ordena, pero ¿Acaso le importa?
Por supuesto que no.
—No quiero. —responde con simpleza y no es como que Atsushi no se esperara algo como eso viniendo de él.
—Ranpo-san, no quiero hablar con nadie. —sigue caminando por su cuenta, más rápido tal vez, a sabiendas de que es más veloz. Ni siquiera se detiene por los pasos peatonales, prefiere darse vuelta en las esquinas que atravesarse y darle ventaja a Ranpo para que lo alcance.
No obstante, pese a lo mucho que se esforzó, de repente a su lado aparece el hombre, viéndose cansado por tener, prácticamente, que correr para no perderlo.
—Entonces no hay por qué hablar. —dijo, solo hasta que su respiración se regularizó. Atsushi lo vio de mala forma, pues según su experiencia, él siempre parece tramar algo, eso no impedía que lo aceptara a su lado. Mientras pueda seguir su ritmo, claro; en algún momento dado, sus piernas no darán más y Atsushi podrá seguir con naturalidad. Es todo muy simple.
Siendo honesto, Nakajima no creyó que soportaría más de quince minutos, su amabilidad incluso le dio veinte. No sabía cómo había durado caminando a su lado durante media hora.
En todo ese momento, solo hubo silencio entre los dos, lo que parecía mantener muy cómodo a Ranpo, a diferencia de Atsushi, quien percibía todo de forma más intranquila, como si las cosas se volvieran paralizantes en el segundo en que volteaba a ver al contrario. Incluso el sudor que recorría su cuerpo por el cansancio de mantenerse caminando le ponían los vellos de punta.
—¡Ah, no lo soporto más! —Atsushi gritó de la nada, deteniéndose en medio del paso, jalando su cabello por la frustración de que cayó en los juegos de tortura del mayor sin que él incluso tuviera oportunidad de decir nada. —Solo hablaré contigo para que te vayas, ¿bien?
Lo voltea a ver seguro de que estará sonriendo burlón por su ganancia, sorprendiéndolo una vez más.
—Como quieras. —se encoge de hombros con las manos dentro de sus bolsillos. —Ah, pero hay que sentarnos. Me mantienes de pie un minuto más y te quitaré tus cupones, de cada cafetería que tengas.
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| GRAFFITI | Soukoku
FanfictionNakahara Chuuya es conocido como "el rey del arte", lo que atrae a un chico periodista quien investiga un caso en particular. Nakajima Atsushi, el chico que se ha enamorado de quien no debía. Yosano Akiko, quien no desea que su amor acabe siendo un...