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Unos lloran con lágrimas, otros con pensamientos.
—Octavio Paz.

Kyouka está dormida

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Kyouka está dormida. Kouyou desearía estarlo también. En cambio se dedica silenciosamente a preparar la habitación de invitados para Dazai, después de eso es hora de que se meta a bañar y se arregle para llevar a su hija a la escuela y después ella al trabajo en la Universidad. Va a tener que cubrir a Fukuzawa, porque tiene la certeza de que no está en condición de presentarse.

El futón está limpio, no compró una cama extra por temas de espacio, esta habitación es más reducida que la de Kyouka o la propia. Pero espera eso no suponga un problema para Dazai.

Ahora que lo piensa, trajo a Dazai por mero capricho, Chuuya también está aquí y solo hay una habitación disponible, por lo tanto, solo un futón. Chuuya tiene clases un poco más tarde, de Dazai no sabe.

¿Es todo suficiente para que descansen?

Su cabeza se mantiene en su siguiente acción.

Baja las escaleras en casi un silencio total, por los sonidos del estudio deduce que ambos chicos se encontraron y ahora hablan. No escucha nada por un momento y duda si debe interrumpirlos, pero se decide en que va tarde y cuando cruza la esquina de la casa, ve a Chuuya parado sin moverse y a un Dazai tirado en la silla como si lo hubieran empujado de la nada.

¿Kouyou tiene que aparentar que su mente no creó veinte escenarios para que terminaran así? En efecto.

—Dazai-kun —se decide en no preguntar. No le afecta a ella, no directamente. —La habitación ya está lista y puedes dormir ahí, pero Chuuya, querido, me olvidé que estabas aquí tú también. No sé si quieras pasar lo que resta para tus clases aquí o irás de regreso a tu casa.

Chuuya se veía en un aprieto.

Por un lado irse caminando a su casa o quedarse a dormir e ir a la Universidad con la misma ropa que ayer.

—Tal vez me vaya en un rato más, me gustaría descansar si puedo. —explica.

—Está bien, aunque solo hay un futón. —dice y la cara de ambos chicos le provocan una risa interna. Dazai está como perro confundido, con la cabeza ladina. Y Chuuya está sonrojado.

—Anee-san... pensándolo mejor, ¿quieres que te ayude llevando a Kyouka a la escuela y de ahí me voy a mi casa? —dice algo titubeante, ni siquiera sabe por qué le avergüenza la situación, pero Dazai le agradece.

—¿Lo harías en verdad? —él asiente. Solito se metió en el lío y ahora debe cumplir su palabra. —Entonces tomaré tu palabra, me es de mucha ayuda si haces eso.

Kouyou iba a encaminarse contenta a su habitación cuando Dazai comenzó a hablar.

—Llevas un rato mencionando a Kyouka, ¿quién es ella, Chuuya? —preguntó suponiendo que era algo que estaba en sus posibilidades hacer sin molestar a nadie, pero se dio cuenta de que ese no era el caso cuando Chuuya volteó a ver a Kouyou como pidiendo permiso para hablar.

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