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              »⟩ Hay menciones del suicidio en este capítulo. Si bien no lo describo a detalle, prefiero que estén enterados para que vayan con cuidado.

 Si bien no lo describo a detalle, prefiero que estén enterados para que vayan con cuidado

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También hay paz en las desilusiones.
—Jael Medina.

El viento está soplando con más fuerza ahora que el sol se escondió

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El viento está soplando con más fuerza ahora que el sol se escondió. No es raro que haya este tipo de climas de vez en cuando, solo que hoy no estaba pronosticado.

Atsushi arrastra los pies. No debe hacer esperar mucho a Akutagawa, sin embargo no está listo para llegar a soltar la verdad, lo cual definitivamente será una bomba atómica que amenaza su amistad, y también la de sus amigos.

Se han quedado de ver en la biblioteca, pues ha sido su lugar seguro desde hace varios semestres. A estas horas ya casi no hay nadie, y para su suerte, hay un lugar con mucha privacidad cerca de la sección de novelas extranjeras y mangas. Casi nadie está interesado en ellas, ya que esta queda en la facultad de artes.

Queda más cerca de Akutagawa, por lo que Atsushi pensó que estaría bien incluso si tenía que caminar más por su cuenta, no importa.

Cuando entra, la encargada de la biblioteca lo recibe con una mirada fuerte, parece molesta pero Atsushi no sabría decirlo. De todas formas no es a quien vino a ver.

Akutagawa está leyendo uno de esos libros de pasta gruesa que huelen fuerte al proceso de añejo de un libro, puede sentir el aroma hasta acá.

—¿Te hice esperar? —pregunta Atsushi apenas lo ve.

—No. —responde Akutagawa seco; solo necesita una mano para cerrar el libro con un golpe sordo, así puede empezar a prestarle atención a lo que su amigo le quiere comentar. —¿De qué quieres hablar?

Como siempre, Akutagawa está vestido en tonos oscuros. Combina con su personalidad, si le preguntan.

—Pues, este... —juega con sus dedos nerviosos, y como Akutagawa está separado en altura con él debido a que usa el marco de un ventanal como silla, él tiene que sentarse en un banquito que está cerca, seguro lo trajo el mismo Ryūnosuke. —Es algo serio, quiero que sepas al cien por ciento que no estoy bromeando contigo. —el pelinegro asiente. —También quiero que sepas que no tienes que responder al instante, y si llego a salir corriendo no me sigas porque entonces podría comenzar a llorar y no quieres ver eso porque me daría mucha pena... —Atsushi dijo todo de corrido y no supo equilibrar su respiración, entonces ahora está a nada de hiperventilar.

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